domingo, 12 de diciembre de 2010

Frases inconexas

El eterno verano llegaba a su fin. Casi no podía creer que dormía ya con el edredón de otoño.
Ya era hora de volver a conciliar el sueño sin el apego del calor . Finales de Octubre es buena fecha.

Los vientos que soplan del norte, cierran tu mirada en la fría mañana, los sueños dormidos en copos de nieve estrellados se disuelven en tus cándidas manos. Las nubes se adueñaron hace tiempo del cielo.

Uno de esos momentos en lo que nadie te escucha, ignoran las sombras de tu cara pasando sus ojos por encima de ti; todos cacarean historias que no interesan. Mi cabeza prosigue su lenta marcha por momentos insignificantes pero dolientes.
Extraño momento, deseo beber, lanzarme al vacío alcohol.

Es duro enterrarse a uno mismo, ver como la tierra húmeda va cubriendo tu ser mientras todos, quizás sólo unos poco, van lanzando flores a tu misma muerte.
Las hojas secas de algún árbol cercano se acercaran a cubrirte los marrones de naraja moteado.

Y si, todos los barcos vuelven a puerto.¿Todos? Tal vez el mar arrastre una mínima parte del casco a la arena sin saberlo y escupa sus cuerpos pero atrape sus almas.

Una sonrisa tuya bastará para hacerme feliz. Tu mano sobre la mía me ha hecho suspirar de puro y cursi amor, así es, me siento liberada, curada. Floto cuando hacemos el amor.

Es pleno invierno, el aire moja, corta la piel. No tengo frío. Sólo soy yo pisando la nieve.



martes, 30 de noviembre de 2010

Miedo a la tormenta

La lluvia caía lentamente por el cristal, los relámpagos y los truenos se hacían eco en la noche y un niño asustado buscaba refugio bajo las sábanas.
Cada vez el viento azotaba más fuerte las ventanas y paredes de la casa.
No podía dormir con el miedo anclado entre sus manos y decidió contar el tiempo entre luz y trueno esperando que se alargasen las distancias que anunciaran el fin de la tormenta sobre su tejado.
No podía cerrar más fuertemente los ojos ni tampoco dejar de abrirlos para mirar la oscuridad.
Cansado de contar sin resultado alguno, incluso creyendo que los tiempos se abreviaban, empezó a inventar que tal vez los rayos, truenos y relámpago que hacían crujir el cielo fueran luciérnagas celebrando una marivillosa fiesta.
De vez en cuando, las luciérnagas de los bosques de aquí y allá, se reunían para reencontrarse con sus parientes más lejanos en lo alto de las nubes, como el niño y su familia lo hacían cada Navidad en la casa más grande.
En esa fiesta, las luciérnagas que parecen tan silenciosas, cantaban con gran estruendo y batían sus alas más fuerte que nunca como signo de alegría, hacían bailar a las mismísimas nubes, removiendo con sus festejos el cielo entero.
La lluvia que caía, eran las risas de las nubes; las luciérnagas les hacían cosquillas con sus aleteos y provocaban tales carcajadas, que cambiaban de color y dejaban caer su risa en forma de tormenta.
Pensándolo mejor, la lluvia ya no le parecía tan terrible.
De nuevo inició el cálculo de distancias, parece que la fiesta se apaga, los ojos se van cerrando y las manos flojas sueltan las sábanas.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Leyenda india

Cuenta una leyenda india, que allá en las praderas de la Ámerica profunda perdida en los miles ochocientos de los blancos años, los ancianos de la tribu, contaban a los pequeños en las noches más severas la historia del nacimiento de su tierra, su bosque y su cultura, transmitiendo así su fe incondicional en la propia naturaleza.
La madre Naturaleza, había creado en su seno el Lago de los Espíritus y el Bosque Protector.
En lo más alto del celeste, Luna y Sol controlaban los días, Aves del Trueno volaban con la tormenta bajo las alas y los Cuatro Vientos recorrían veloces estos lugares.
De las raíces de un árbol, madre Naturaleza, hizo brotar animales menores y mayores que vivirían en el Bosque, en sus troncos, sus copas y sus rocas.
Bisontes, águilas, conejos, pajarillos cantores y lobos, ratones y serpientes.
Un día, las Aves del Trueno, en su gozo al ver a estas criaturas, decidieron bajar con las estrellas y los rayos de sus ojos crearon en las ramas muertas el fuego.
Del fuego, saltaron chispas, llamaradas que galopando dieron nacimiento a un noble animal, capaz de golpear como un rayo, correr como el trueno y a la vista, tan bello como una estrella. El caballo.
Luna y Sol contemplaban con tal emoción que llovieron lágrimas de alegría y cada gota que tocaba el suelo, era recogida por un espíritu del Lago y convertida en planta, flor, fruto y vida.
Después llegó el hombre, dotado de la fuerza del animal que madre Naturaleza le brindaba en su nacimiento y así, nacieron los pueblos hermanos, encargados de proteger la tierra, venerar a los espíritus y convivir con los animales en perfecta armonía.


Inspirada en:
Pies negros  

martes, 16 de noviembre de 2010

No importa cuánto tiempo, lo sigo sintiendo

Si es que aún tengo esa sensación cuando te veo.
Si por más que pase el tiempo te quiero.
Si por más errores y aciertos, lamentos y perdones
que tenemos en la carpeta aún lo siento.
Los años pasan y no dejo de soñarte cerca
ni de imaginarnos en futuros amaneceres,
en aventuras y desventuras de personas maduras,
con la compañía en los días de placeres.
Me pregunto, si me dejara de preguntar, tal vez,
podría ser más feliz en nuestros encuentros,
si me olvidara del qué fue y qué será dentro de diez,
disfrutar sólo de hoy contigo aquí o allí.
No hay nada más bonito que pensar en un mañana,
donde los claros y oscuros aún están por definir,
donde los fines de semana son un puente en la cama
y las horas los números de una esfera de pared.
Ilusiones que pasean como gaviotas por la playa
esa misma donde saltamos olas, mojamos pies y risas
allí donde los barcos son gigantes en distancia larga.
Ilusiones que acomodan mi mente en días como este.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Un viajecito en mi avioneta

Me voy a inventar que me he comprado una avioneta, de esas que tienen dos esquís para aterrizar en el agua.
Me he pasado todo el fin de semana planificando lo que haré con ella esta semana y he decidido darme un descanso del trabajo e irme de vacaciones...Pero sólo hasta el lunes que viene.
De momento, he pensado que mi primera parada será las Islas Canarias, en especial, quisiera visitar la isla del Hierro y su mundo vegetal y marino único. Las vistas nocturnas del pueblo son espectaculares.
El segundo día, creo que iría a visitar las pirámides de Egipto, mi sueño, mi viaje de fin de carrera incumplido, el suspiro de sus dibujos, la cuna del Nilo, del Sol y las dunas. Me convertiré en cazatesoros y descubriré, por qué no, un templo perdido jamás narrado en los libros pero de gran tradición oral.
Mi tercera parada será Argentina, donde me apuntaré a un cursillo de tango intensivo para embelesar a mi pareja a mi retorno, me coegré al acento de las "shuvias" y las despedidas tintadas de vino con los compañeros de por vida.
Ya que estoy por la zona, volaré a Chile y leeré en alguna playa frases de Neruda, visitaré su hogar y suspiraré en respeto a su figura.
¡Qué lindo!
Tal vez me pase por México a comprarme uno de esos sombreros de ala gigante y un poncho con los colores de la tierra para ir a tomar un tequila de verdad con unos mariachis.
Mi avioneta no se cansa y quiere volar hasta algún lago de Canadá y Alaska, a los pies de montañas nevadas, verdes y grises arboledas. Me compraré una bufanda que si me cojo la baja después de esto mi jefe me mata.
Visitaré las islas griegas por Capri, veré Rusia desde el aire, bajaré a probar el café del centro de Praga y como si de un barco se tratase, bordearé la Península Escandiva.
Australia, haré fotos de canguros en movimiento y sin distorsiones, los koalas me mirarán con la misma ternura con la que yo los mire y diga: Ooooohhhhh!
Tal vez la Isla de Pascua, probar el surf, ala delta en los Alpes y trineo en los Andes, ver las ruinas del Machu Pichu, Las Líneas de Nazca...
Mierda! Llevo un mes fuera del trabajo y no he avisado.
¿Me habrán despedido?
En fin, será hora de ponerle alimento a la avioneta para volver, si, sólo para volver que es híbrida del futuro y no me consume casi nada, de verdad literal.
Cuando me incorpore al trabajo de nuevo, aprovecharé que no esté el jefe y planearé mi próximo viaje.
¿Alguna sugerencia?

jueves, 28 de octubre de 2010

Primera vista

Como siempre llegaba tarde, ducha de última hora después del colegio y a correr.
El autobús llegaba justo a tiempo.
El trayecto no era largo pero aquella tarde no podía parar de mirar el reloj y pensar lo tarde que era.
Imaginaba cómo sería.
Se preguntaba si sería una imagen atiborrada de papas y comida basura que crecía frente a una pantalla o si por el contrario se toparía con uno de tantos prepotentes de aquí y ahora.
¿Sería posible que fuera simplemente una persona normal?¿Alguien con quien hablar?
Se había propuesto apechugar con lo que le tocara.
Sólo era una tarde.
Llevaba una semana tonteando con un desconocido por el móvil, con mensajes que hablaban de mucho y de nada, con la sensación de sonrojarse a cada perdida, la ilusión de un mensaje más.
Al llegar a su parada, vio que la suerte jugaba a las adivinanzas, había más gente que nunca en esa puerta, o eso le pareció...
Una llamada perdida y a ver quién coge el móvil.
¡Es ese! Haya va...Creo que este, es para mi.

viernes, 22 de octubre de 2010

I decided to love me

Esto sólo es una parte de mi que quiere salir por otra puerta...Disculpen los fallos. (Me gusta el inglés, pero soy inexperta en esto)

Only i can take away the pain of my mind, waiting to sleep tonight, just closing my eyes for a moment and spend the time dreaming.
I hate when i can't control my feelings and let me go to the nervous.
I hate when i'm not me.
I decided to be stronger, aint me, but i have to be strong to help myself when nobody can, when everybody is deaf, blind, away, on their troubles.
I decided to be independent, i have to learn to be alone, to take care for myself, love me.
It can sounds ridiculous, but it's the time, i have to change my mind and begin to think in me like the most important person in my life, because i used to be the last when somebody needs me, when i work...
I hope to find a light at the way, some kind of shine...I just start to see it.
I can look selfish, but i'm sure that everybody felt the same once. One day you feel the necessity to look into you and put the things in order on your mind.
I know, the pain will come back again, and i'll fall, but softly. 
I decided this morning to be the person who i am and not the person who the moment wants, i choose what to do in every moment of my life.
I choose win.

miércoles, 13 de octubre de 2010

El pájaro


El pájaro 02-09-04

Hay un pájaro sobrevolando un árbol desnudo, otea el vacío nido que una vez habitó con la tristeza dibujada en su vuelo pasivo.
Se posa silencioso sobre la rama de su hogar y se acerca de puntillas, sigiloso, temeroso de despertar de golpe al recuerdo, como si en realidad no quisiera acercarse...
Pasado el tiempo se coloca en el nido, nostálgico, y observa como hay bandadas que vuelan a lo lejos y entonces el nido resulta más frío de lo que recordaba.
No hay un aleteo de un igual que le de calor, no hay otro pájaro a su lado, se siente solo y se lamenta....
Y es que por más que vuela no encuentra compañía y en su interior se siente como aquel nido abandonado de la infancia que una vez tuvo pájaros en él pero que hoy yace olvidado en la rama de algún desnudo árbol.

Segunda parte 16-06-04

Ve caer el pomelo ya maduro tras la gris montaña que se desdibuja en el horizonte, ve una estrella que comienza a despuntar en lo alto del éter azulado a fuego lento, la luna se asoma tímida por la lejana colina y otras aves cantarinas le dan las buenas noches en su aparición los buenos días en otro rincón.
Y parece que la lluvia comienza a mojar sus tibias plumas, y más que gorrión es gallina en la gélida noche y más que melancolía es sueño lo que le hace alcance al pajarillo, que sigue mirando el nido con resistencia a cobijarse en él.
El aire le empuja a temblar, la luna le invita al sueño, la colina desaparece en el negro y el sol... hace horas que se marchó.
Vuelve el pájaro a su soledad inmensa, a su pena ahogada en un suspiro resignado que le ayuda a colarse en el desierto nido.
Y parece que la lluvia ya no le puede tocar, y el viento ya no le da frío sino calor, y en vez de gorrión se torna halcón, y más que melancolía es amor lo que le hace alcance al pajarillo, que ya en el nido cobijado se hace fuerte y a la par inocente.

jueves, 7 de octubre de 2010

Pueblo en la memoria endulzada (SDDM)

Te voy a orientar en la descripción de mi pueblo:

Mi pueblo se encuentra en un hondo entre montañas, no es grande, ni famoso, ni muy habitado o visitado pero es lugar de descanso y estiage.
Las cuestas no son empinadas, cuando eres niño y estrenas las dos ruedas, crees que si no frenas volarás, sientes que nada ni nadie te pueden parar, pero con el tiempo en los huesos descubres que apenas es una brisa.
Debo hacer una excepción con la cuesta de la farmacia, donde cogí tal velocidad que acabé saltando por encima de la bicicleta al frenar y empotrada casi boca abajo en el muro de un huerto. Nunca olvidaré que en los siguientes cuarenta minutos me dolió más la vergüenza que el golpe.
El frontón, debate su vida entre grietas y cementos repuestos que se van comiendo, balón a balón, su fondo verde y sus casi inexistentes líneas de punto.
Se desconcha cada año un poco más con los rebotes de un partido a cuatro.
En la plaza de arriba, aún pintan los rojos de la cancha de baloncesto. Las canastas van y vienen en temporada.
La Iglesia luce un poco más lustrosa con sus nuevas y  coloradas cristaleras pero en su plaza ya sólo resuenan campanadas tristes, no hay lugar para verbenas, chocolates o campeonatos de parchís aunque en tiempos de mayor abundancia nadie podía faltar. Espero que vuelva pronto la época de riñas por ver quien se cuela en las filas de reparto de bizcocho para mojar en aquel chocolate con sabor a la olla gigante color granate que conservan las abuelas.

Te voy a orientar en los paisajes:

Mi casa está subiendo una cuesta, apretujada entre otras dos divisiones y una placetilla.
La cuesta baja hasta la calle del río, donde un puente del siglo XII adorna el camino rojizo a los campos, las choperas, las fuentes y las eras de almendros.
El castillo, arruinado en la vejez y la dejadez, aún cojea entre innovaciones apoyadas en sus muros. Siempre vigilante de nuestros viajes, lo primero que atisvas al llegar, la última imagen sostenida en la ida.
Los campos, a primeros verdes, amarillean a mediados y los chopos y algún nogal asoman las copas a lo largo y ancho del paisaje.
Apenas sales del camino, coincides con la vera del río, este año, caudaloso, cristalino, cantarín.
Las presas son piscinas donde los chiquillos juegan a explorar, a sentir el agua helada en sus pies, el fango entre sus dedos y fabricando barcos con las hojas de las cañas. Más abajo, se los ve volcar.
De las fuentes no emana el agua, brota a borbotones, los pájaros se posan en los cantos a beber y la gente, cargada con botellas, garrafas y pozales, van al caño a surtirse del agua más deliciosa jamás catada.
De día, el pueblo se queda en la calma de cuatro valientes que pasean a pleno sol, por la tarde, los niños invaden cada rincón con sus bicis y su alboroto, los bares y las plazas se convierten en el punto de reunión por excelencia. Ya casi de noche, la brisa fresca empieza a erizar la piel con el roce de las primeras estrellas y después de la cena, las chaquetas y toquillas van cayendo de los hombros de los eternos paseantes.

Visión del Agosto de 2010 Santo Domingo de Moya

Living on the edge

He visto una luz en el cielo de medio día como nunca la hubiese imaginado, un rastro como el de un cometa a pleno Sol abriendo una brecha en azul del techo.
Una línea dibujada en desigualdades, con el resplandor de la Luna en las olas y el fuego en los bordes del mismísimo Averno.
Me he decidido a seguirle el rastro.
Empecé a caminar con paso ligero hacia las tierras del silencio absoluto y eterno, recorrí las vías del tren de cercanías, bajé el ritmo al llegar al río seco.
Poco a poco fui perdiendo fuerza en el ritmo de mis andares pero seguía convencida, tenía que averiguar el origen o el final del nuevo camino.
Sentí que las piernas me fallaban entre montañas extraurbanas,  justo en el momento en el que la ciudad se queda lejos, en la espalda, y los pinos mediterráneos hacen su aparición en pocos metros.
La estela se va apagando, necesito ir más rápido y no se de dónde salen las fuerzas para aguantar un rato más en marcha ligera.
Al final, bajo el cielo ennegrecido, difuminado de naranjas, azules y rosas, llego a un punto al que nadie ha tenido acceso jamás, el Horizonte.
Allí donde se pierden los caminos, las vistas y las luces, fui a encontrarme con mi destino, un cráter tan profundo como la Tierra que acuna en su fondo una bola de fuego...Quizás un hijo perdido del cielo.
decido arriesgarme a asomarme, no puedo ver, me quema.
Sin embargo, en aquel lugar inalcanzable, donde se besan Cielo, Tierra, Sol y Luna, con el miedo y la alegría de haber conseguido mi objetivo, me siento en paz sin pensar en nada.
Tan sólo viviendo el momento al filo de la brecha.

lunes, 27 de septiembre de 2010

"Conciensidad" del no parar

La voz que no cesa de hablarme
no deja que descanse un momento,
pretende acompañarme esta tarde
volviéndome en desespero.
Hay un eco en esta habitación,
las paredes se mueven hacia dentro,
me orpime el miedo el pecho,
no puedo sostener el aliento.
La manzana caída del cúmulo
se ha podrido entre mis sienes,
me pregunto qué será, será,
dolor agudo en el vientre.
No soy capaz de adivinarme
el objeto de mi derrota,
respiro profundo para calmarme,
el motivo ya no importa.
Poco a poco recupero el control,
no necesito enfrentarme a nada,
son los nervios, la ansiedad,
de quien todo lo examina sin parar.
Se va alejando el mal sabor de boca,
la tarde es una roja y sana manzana,
puedo volver a mi tarea ajetreada,
aunque ya esté muy cansada.


Nos pasamos las horas, nos saltamos las comidas, nos dejamos llevar en el tiempo "dos segundos y acabo", dejando pasar a la vida de largo y rasgando minutos de cada rato de sueño.
Cuando nos sentimos muy saturados nos ponemos nerviosos, el mundo se nos cae encima y la mente es un tornado de sensaciones, emociones, recuerdos y futuros eventos.
Para cuando conseguimos volver a respirar un poco, nos empeñamos en ponernos las zapatillas de nuevo para seguir corriendo.
Lástima que nos cueste tanto disfrutar del fin de semana, del mundo que nos rodea y las manos que nos miman.

sábado, 18 de septiembre de 2010

El elefante de la gran trompa

Había una vez, un elefante con la trompa larga, larga, larga, larguísima.
Siempre iba arrastrando la nariz y estornudando debido a la polvisca que levantaba en su arrastre por el suelo.
Cuando estornudaba, su trompa, se retraía hasta la frente y al soltar el aire, sacudía al elefente con tal fuerza que siempre acababa seis metros detrás de la manada.
Así nunca llegaba a tiempo para los cumpleaños, ni las fiestas en la charca, ni a la hora de la cena.
El resto de elefantes trataron de ayudarle en varias ocasiones atándole la trompa a la frente con lianas, enrollándola en su cabeza, haciéndole varios nudos(lo cual casi le deja sin vida al no poder respirar), incluso llegaron a proponerle la cirugía drástica y cortársela con la sierra dental del cocodrilo de la Charca de los flamencos amarillos...
No había cura para el pobre elefante, de hecho, hartos de aguantar su lenta marcha, acababan por proseguir el camino sin esperar verlo al final de la cola.
Llegó el día en el que por fin la manada desapareció en el horizonte ante sus ojos.
Con tan aparatosa trompa no podía alcanzarlos y eso que los elefantes, aunque caminan con paso gigante, avanzan con ténue ritmo.
Muy triste, el elefante decidió meterse en la selva esperando encontrar un animal más grande y fiero que él para que pusiera fin a su dolor.
Caminó durante días sin rumbo, se enganchó la trompa con diversos obstáculos, derribó cincuenta árboles centenarios y desenraizó una planta carnívora inmensa de un estornudo.
Al cabo de una semana, se encontrón con la Sabana arbolada del Milenario Baobab.
No muy lejos de su posición, escuchó las risas picaronas provinentes del Baobab Emboscado, un árbol tan grueso, grande y místico que albergaba una ciudad de monos, plantígrados, leones, hienas y animales perdidos.
Se adentró el elefante algo enojado pensando que se burlaban de su larga, larguísima trompa y se sorprendió antes de dar el primer grito de encontrar el más maravilloso ecosistema nunca visto.
Unos cuantos orangutanes se acercaron al elefante en silencio y lo observaron con detenimiento, el escarmentado mamífero agachó la mirada y las orejas y se dispuso a escuchar el discurso.
-¿Por qué estás tan triste?
El elefante expuso su problema y el orangután le dijo tiernamente:
-Aquí todos tienen un lugar, hace tiempo que necesitamos un guardián fuerte que posea una gran voz capaz de alertarnos en cuanto se acerque el peligro.
Tu vivirás entre nosotros, tu trompa en el día, permanecerá sujeta por un cabestrillo y por las noches, arrastrará por el suelo para que tus estornudos sean la alarma contra los enemigos que acechen.
El elefante dudó unos instantes, pero pronto entendió que debía al menos probar suerte.
Los primeros días, fue algo complicado controlar los estornudos y muchos sobresaltos agitaron la noche pero después de eso, fue tal el ánimo y el afecto de sus copobladores que el elefante cumplió su tarea con gran eficacia y nunca más volvió a sentirse inútil, solo ni triste.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Pausando

Una pausa. Un cigarro. Un café.
Sacar al perro. Mirar por la ventana. Ver dos anuncios. "Uno rápido".
Hagamos una coma en el tiempo y dejemos que se convierta en punto, punto y seguido, punto y a parte.
Pongamos un espacio entre dos párrafos.

Dejemos que unos segundos se pierdan en la pausa.
Vamos a respirar para respirar, descansar sin dormir, tan sólo un momento, como quien mira obnubilado al mar en el octubre atardecer, dejándose llevar por el mecer de las olas y el sonido de sus besos en la arena.
Voy a poner sin quererlo una canción que acompañe ese break time, una que siempre me ayuda a frenar la agitación del día a día, de los problemas más humanos.

http://www.youtube.com/watch?v=D1LXIWkK1mk

Al final, nos tenemos que incorporar a los ruidos.
Aunque no debemos olvidar, que los niños, las risas, la música que nos mueve, la lluvia, las voces de una película y nosotros mismos, son el fondo de ese ruido.
La vida que continua tras una breve pausa.

sábado, 19 de junio de 2010

No me da la gana

La verdad es que lo entiendo, simplemente no me da la gana entenderlo porque en el momento que más necesitas a la gente a tu lado, las obligaciones les acechan y tú, una vez más, te desesperas sola entre cuatro paredes que no dejan de acosarte.
Porque los problemas cada semana parecen más difíciles, porque el sueño cada noche llega más tarde, porque las lágrimas se hacen asiduas a la mirada y los nervios vibran a flor de piel, porque no puedes enfadarte ni por esto ni por lo otro porque eres adulta, porque no puedes enfadarte con las personas por cumplir con su deber aunque estés clamando por un respiro, porque no son responsables de tus decepciones ni de tus marrones, porque ya eres mayorcita para ser irracional...
Pues me da la gana hablar mal, me da la gana ser irracional y patalear como una nana de primaria cuando algo sale mal, no me da la gana tener que entender porque tengo que estar sola cuando se supone que existen personas a mi alrededor que una vez me dijeron que me cuidarían ni me da la gana ser la idiota que es capaz de cambiar los tiempos en pro de un acto de amor, no me da la gana sentirme hundida.
Y sin embargo me hundo en mi misma, con mis malas formas que nadie quiere entender porque son adultos razonables, de nada sirven los años de buen comportamiento, de ganarse la confianza y el respeto, me hundo con mi protesta perdida en el eco, me hundo entre cuatro paredes que no me dejan respirar.
Suerte que en el mar haya a veces un de esos botes que recogen a los naúfragos que pensaban que iban a morir.

miércoles, 9 de junio de 2010

Hojalata

Estaba recordando aquel día en el que oí una historia de un hombre de hojalata cuyo corazón se basaba en el engranaje de una máquina compleja.
Al principio me ha parecido una visión muy fría de la composición humana, después me he dado cuenta de la poética industrial que desvela la pasión de los ingenieros en su afán por crear, desmontar, inventar, arreglar, poner en marcha una vida de verdad.
Me imagino a un hombre pintado en carne que va perdiendo su maquillaje al paso del tiempo, descubriéndose poco a poco su acerada condición.
Ese hombre cubre su rostro y su cuerpo a fin de que nadie vea su verdadera identidad.
Dentro de su cuerpo se suceden las vueltas dentadas, las fricciones, las tuercas y tornillos, los circuitos.
Imagino también aquella oveja que soñaba en soledad, una oveja sin lana, una pieza hermosa y reluciente de metal que se sonroja en el amanecer.
Son los sueños de quienes se preguntan si el hombre podría tener miedo de ser decubierto y la oveja un sueño porque tal vez sus montajes fueron fabricados con todo el amor y el alma de un inventor, el cual, dejó como firma y sello sus sentimientos impregnados en tan nobles criaturas.
¿Sería posible un Blade runner entonces en un futuro no lejano?
¿Pudiera un hombre dotar de alma a un robot con su propio sudor?


A l@s ingenier@s

El amor es ciego

Hay dos personas que caminan por este mundo sin saber de la existencia del otro, sin embargo, las moléculas de su cuerpo se alteran a cada paso.

Alguien apagó la luz de la calle en mitad del paseo, no importa mientras es de día, pero conforme empieza a oscurecer, ya no caminan si no corren en busca de estrellas.

Hay dos corazones acelerados en este mundo que palpitan aterrados en medio de la negra soledad.

De pronto un muro les tira al suelo.

Primero fue la perplejidad, luego el miedo y ahora la curiosidad gatuna de sentir que el muro es persona.

Ninguno se atreve a preguntar, sus pulsos se aceleran y un suave grito provoca en el otro el mensaje.


Calma, yo te protegeré.

No se tu nombre.

¿A caso no me conocías de antes como yo a ti?


A tientas se rozan los dedos, los entrelazan. Una fuerte presión en el pecho les llena de ansiedad y entonces las manos buscan caras.

Tras un momento de caricias, los cuerpos descubren que inevitablemente se atraen, sobran las palabras, las miradas, sobra la luz cuando se va pasito a pasito, esquivando las piedras del camino.


Te conozco.


Nuevamente una mano misteriosa hace moverse a la tierra, los desconocidos se separan y deben volver a buscarse.

Las preguntas empezaron a sonar, agarrándose a las gargantas acongojadas.


No te muevas, yo te encontraré.


Y de nuevo las manos, las caricias, la alegría, las moléculas a punto de romperse en su agitación, el corazón desatado y los labios besados, pegados, liados.


Sabía que vendrías a mi.

Siempre.


Ni siquiera se dieron cuenta de que la luz había vuelto al mundo.



sábado, 5 de junio de 2010

Paseo a otros mundos

Tengo 23 años y aún espero vivir una gran aventura de película donde encontrar realidades fantásticas y míticas, donde las lunas y los soles se cuenten en plural, donde las flores estén más vivas que nunca y los árboles menos arraigados que nunca.
La hierba será azulada, el cielo de ocres bailados, las montañas no sabrán anclarse a ningun suelo, los ríos cantarán en su recorrido y nada será lo que parece.
Espero que llegue a mi ventana con el tintineo estelar, con los ojos gatunos en las oscuridad, con el silencio sepulcral y el instinto intacto.
Soy una adulta cuya asombrosa imaginación, le sorprende asustada una tarde cualquiera porque pensaba que los malos se acercaban y ecuchó unos pasos, soy una adulta con la mentalidad empañada de sensaciones infantiles, terroríficas entre sábanas, curiosas en un campo abandonado, preparada en todo momento para cruzar los umbrales que nos dividen, deseosa de chocarse con el camino que da comienzo al largo paseo entre los mundos. Armada con un palo y con la mochila llena de pandorinos, no sea que tarde varios días en resultar heroína o que me encuentre con niños perdidos o que se unan a mi aventura seres amigos, fellows, compañeros.
No me falta la esperanza de lograrlo aún siendo mayor para seguir conteniendo estas ideas en mi cabeza, aunque me exprese escritamente de esta forma tan enrevesada, no me falta la intuición de que nací para algo así.
Suena a barbaridad de sanatorio, suena a que me falta una "regaeta" y sin embargo estoy tan segura de ello, que poco o nada me importa lo que los demás puedan pensar, tan poco me llega a importar que lo expongo en una ventana cogido con pinzas.
Solo porque me apetece compartir esta hermosa sensación de que todo puede ocurrir, porque todo tiene un significado especial y porque si algún día desaparezco de pronto, no os asusteis, es que estaré dando mis primeros pasos en esa aventura tantos años esperada.

martes, 25 de mayo de 2010

El tío alemán

Me quedaré con el recuerdo infantil de las peladillas de chocolate y menta, de los juegos en la piscina, de los besos en vídeo, los bombones de licor y del idioma que no entendía.
Me quedaré con la idea de que ignorancia es igual a felicidad, de que no te diste cuenta ni un por un momento de lo que ocurría dentro de ti, aunque no dudo que tal vez lo imaginaras.
Me quedaré con el valor que pones hoy como lo hiciste décadas atrás al dejarlo todo en busca de futuro, de dinero para el alimento, sin conocer el idioma extranjero, ni a las personas que ahora están lejos. Te fuiste solo.
En esta despedida, no lo estarás.
Me quedaré con eine flasche wasser.

Tengo la sensación de que me faltó conocerte mejor.
No se cuando empezamos a perderte, ni por qué le ocurren estas cosas a las buenas y sanas personas, no comprendo la existencia de Dios, no la creo, no se por qué la medicina se quedó ciega contigo a mitad de camino, no puedo entender cómo ocurren estas cosas tan en silencio que se nos hace tarde.
Me quedaré con la foto de los 75 con los sobrinos-nietos a tu lado, con el último vuelo a Hannover, con la rosa que te acompañó durante años en el país que te dio asilo en los momentos de pobreza y hambre aquí, rosa que abandonas en tu jardín de ignorancia y que no volveremos a ver, separada por la lengua que no habla pero que escucha con atención.
Me quedaré con la última sonrisa que te ví en la cara, con los ojos aún abiertos y la mente despejada.
Me quedo con tu persona, con tu esfuerzo, con tu cariño, con tu mirada vidriosa tras la que siempre vi algo escondido, los abrazos a papá y los guiños a mamá.
Por ti recordaba algunas cosas de la abuela por la que sentía profundo respeto, cariño y admiración. La madre de todos, amorosa, incombustible hasta el final.
Me quedaré con tu recuerdo. Tu tren, anunciado días antes, empieza a silbar.
Yo me quedo en el andén. Con el pañuelo en la mano.
Auf Wiedersehen, tío.


Al Tío Pepe

domingo, 23 de mayo de 2010

Llamada al vampiro

Esta noche, como otras tantas, te esperé entre el morbo y el miedo con el cuello desnudo.
Un camisón de raso ha trepado por mis piernas entre vuelta y vuelta, marcando sencillamente las formas y dejando entrever los tramos recorridos.
En ocasiones me despierto sintiendo tu aliento en mi piel, rozando mis manos, susurrando incomprensibles versos de acecho...Sólo una ventana abierta hizo que confundiera al aire con tu liviana presencia.
La noche puede ser inmensa espera. Descarado deseo.
Sentir la piel de punta con cada bocado.
Recuerdo la primera vez, dormía tranquila cuando una repentina sensación me obligó a incorporarme a comprobar quién me observa. Ahí estabas tu y yo no podía verte en aquel momento.
Me dejé caer suavemente hacia atrás con los ojos cerrados, pero no toqué ni colchón ni almohada. Fueron tus brazos los que me cazaron al vuelo.
Tu lengua marca el lugar donde empezar.
No pude reaccionar si quiera, me encanté en el brillo de tus ojos con pánico y sentí la aguja de tus colmillos perforando cada capa de la piel, lentamente.
Después, un placer intenso sacudió mi cuerpo. Me dejé llevar. Creo que te acaricié.
Diría que todo tu ser estaba helado, que sólo tus labios se calentaban al paso de mis fluidos, que tu rostro era hermoso al tacto.
Si, me asusté al marcharte, descubrí la herida fresca, tomé los restos con dos dedos y los lamí.
Creía que era el sabor de tu saliva en mi sangre, soñaba que era un beso.
Me pregunto si al libar mi sangre, sentiste la misma excitación que yo mientras mi jugo subía de sitios remotos hasta el cuello, bajo la oreja.
Desde entonces espero que vuelvas cada noche, con las ventanas a medio abrir, para darme de nuevo al goce de tus colmillos y tus labios anclados a un trocito de mi, satisfaciendo el uno las hambres del otro.

martes, 18 de mayo de 2010

Desvelada

Me falta el hálito bien entrada la noche, escondida entre las sábanas, perdida en la incertidumbre.
Esta noche el sueño, ni pozo ni gozo.
Vigilia que no me desespera ni sosiega en la callada nocturnidad de mis pensamientos.
Extraña contradicción de lo que me resulta complejo e inconveniente a la vez que mis ligeros párpados disfrutan del juego huidizo de luces de los coches, de vecinos taciturnos con tacones resonantes.
No me importa estar despierta, me pone nerviosa estar en vela en un diario entre semana.
Disfruto de dormir cuatro horas; mañana ya se resentirá mi ánimo.
Intento convencerme de sueños imposibles, de escenas peliculeras que esperaba protagonizar, aprieto con fuerza hasta tragarme las pestañas... Pero nada sucede en medio de la madrugada.
No trasnocho por casualidad, es un ritual pesante, no me parecería correcto cambiar una costumbre con tanta celeridad, después de años de ensayo.
No, no diré que me sienta orgullosa de no poder pegar ojo o que nunca duerma hasta las horas vespertinas, ¡qué gran mentira!, sólo dejaré constancia de que mi cuerpo no puede y mi cabeza no para ni en blanco ni en negro ni en colorado.
Probaré a soñar en gris...

viernes, 7 de mayo de 2010

Expectativas

Yo creía.
Yo esperaba.
Yo pensaba.

Tener esperanzas, dejar crecer las dudas alrededor de una situación manteniendo la esperanza de una última opción siempre invisible, algo que se disfraza en nuestra ilusión como una forma de resultado (fingidamente) inesperado.

expectativa.

(Del lat. exspectātum, mirado, visto).

1. f. Esperanza de realizar o conseguir algo.

2. f. Posibilidad razonable de que algo suceda.

3. f. Posibilidad de conseguir un derecho, una herencia, un empleo u otra cosa, al ocurrir un suceso que se prevé.

a la ~.

1. loc. adv. Sin actuar ni tomar una determinación hasta ver qué sucede.

Esta, es una forma de debate intrapersonal, una forma de autolesionarse el alma y la paciencia.
Todo el mundo tiene expectativas, crea expectativas, piensa "toma", cuando se cumplen y se desmorona cuando caen al suelo tras un tropiezo.
La gente confía en sus posibilidades sin tener en cuenta que el éxito de las mismas depende, en muchas ocasiones, de otras personas, del resultado sobre las expectativas de estas en ellos.
Un juego entre realidad actual y realidad final en el que la persona expectante, pone sus esperanzas dejándose llevar por las probabilidades más altas de resultado.
Creemos que cuando existen las expectatias es porque el final feliz, está asegurado, sin embargo, no deja de ser una simple idea hasta que se levanta la sábana y se descubre la culminación del trabajo de días, meses, años.
Creemos que pensar que está hecho, lo hace infalible sin percatarnos de que la vida, tiene un final abierto para cada situación, así que, descubrir que no sucede así, provoca un estado de ansiedad en el individuo, una bajada de autoconfianza importante y una sensación de fracaso amarga.
Las expectativas, son realmente dañinas.






lunes, 29 de marzo de 2010

En altitud

Vistas desde lo alto de un rascacielos, las luces son estrellas fijas en un mar de brumas sin forma ni vida, percibes el olor impuro de los malos humos concentrados en unos kilómetros, percibes la sucia noche y el silencio roto por un frenazo.
Hay intermitencias amarillas, rojas, neón, bajo el fondo; hay contínuos ruidos sordos a los que ya no teme el sueño; hay voces repentinas a gritos y carcajadas y unos pasos que no se si se acercan o si se alejan.
Desde esta altura y en la espesura de la noche, no puedo apreciar tu casa, la luz de tu ventana y me dedico a imaginarte con los libros sobre la mesa, con los párpados rosáceos, mirando hacia a bajo, los labios en mímica... Ojalá los vientos soplaran, barriesen la niebla gris y despejaran el camino hasta tu morada.
Los semáforos parecen cansados de cambios, de un duro día de trabajo, funcionando sin parar para dejar fluir y cortar el tráfico, glóbulos tóxicos de las arterias del precioso y viejo corazón de la ciudad, glóbulos que se expanden a toda velocidad hasta salir al mar. Aún en el mar hay barcos cargados de dióxidos y carbonos. Incluso en el aire.
Estoy en lo más alto y no atisbo a ver el agujero de la capa de ozono, ni las estrellas que algunos dicen que habitan el cielo, sólo un esbozo de claro de luna, quizás sea un foco de una de esas discotecas modernas.
Y sin embargo estoy en paz, con la mirada borrosa, pero en paz.
Me siento como un alma perdida pero sin miedo, sin temores infundados por no saber qué será de mi, sin heridas ni abrazos que me acunen esta noche de civilizada calma.
Añoro el silencio de los campos, las luces que son verdaderas estrellas, constelaciones enteras dibujadas por la imaginación de los pasados, añoro los chopos blancos en la noche de luna, luna que incluso nueva se observa y coquetea con su mantón oscuro, el viento melancólico por las calles vacías de frío y vejez, el maullar de los gatos, el cantar de ranas y grillos, el aullido de un perro solitario y hambriento, sonidos que se escuchan alguna noche; alguna vez.
Pero aquí me tienes, admirando purpurina en la noche de ciudad.

domingo, 21 de marzo de 2010

Seso tejido

Hay dos manos en mi cabeza que recuerdan a las de las parcas.
Son dos manos azuladas, momias, vistas en blanco y negro, heladas.
Portan dos gruesas agujas de madera con las que tejen y destejen a su antojo, enmarañando mis sesos, matando neuronas, estrangulándolas a punto ligero.
Su acción a veces es lenta, sigilosa y a veces rápida, frenética, desatando con el tañir del roce una sensación de ansiedad, de ahogo, de vértigo, de recuerdos ocultos bajo capas de materia gris que arañan poco a poco para dejarlos salir.
Cuando las manos dormitan, mi cabeza es un entramado eléctrico neuronal que nada envidia a los demás, un tránsito contínuo de información llevada de forma coordinada a mi nous.
Mis ojos miran hacia a fuera.
Pero el largo tiempo de hibernación se rompe de cuando en cuando y aparecen las dos manos en medio del sueño con sus agujas; mi cerebro, un triste ovillo.
El hilo no se corta nunca, yo las amenazo con hacerlo cuando me embarga el miedo, ellas ni se inmutan, no cesan, prosiguen su embrollo.
Mis ojos miran hacia a dentro.
A veces simplemente, me siento a mirarlas con resignación, de vez en cuando les pego un grito blasfemo.
A veces me vuelvo loca tratando de pararlas con mis propias manos, arriesgándome a resultar herida, pero las agujas y las manos traspasan mi alter ego.
¿Soy un espectro o es todo una macabra ilusión?
Me despierto con la sensación de cansancio infatigable en el pecho, el sudor recorriendo mi almohada o me despierto con la confusión de no saber si ya lo estaba.
Ahora, no me importa, pero se que hay dos manos en mi cabeza que tejen y destejen en mi mente porque su lucha contra los tentáculos de mi ingenio es una constante sentida en la fricción de las agujas.

sábado, 13 de marzo de 2010

Me debes un café

No sabía que podía echarte tanto de menos y menos sabía cuánto miedo podía llegar a tener por ti. Creo que encima va en aumento.
Me encantaría ser capaz de alejar los temores y escribirte cosas bonitas, ingeniosas palabras que te narren... Pero no puedo.
Esta tarde he llorado sin descanso cuando he querido llamarte a la hora del café, las cuatro menos diez, perdida y bajo a Casa Paco. (Fíjate, un pareado)
Estás ausente y me perturba tu silencio, no me gusta nada.
Se que vas a volver pronto, que puedo confiar en ti, delgaducha pero fuerte.
Morena.
Gotita.
He prometido para tu regreso que no volveré a quejarme de tus rollos veraniegos narrados hasta la infinidad, ni de fregar las babas que dejas cuando ves al hombre lobo, al vampiro, al camarero, al socorrista, al profesor de natación...
Lo que daría por escuchar tu escandalosa risa mientras pones esa cara de sorpresa con reflejo de niña, ese "veges" soltado con gracia y salero, palmada en la cadera incluida, cantar "la cosa más dulce", hacer el indio con una Heineken bien fría tras el Tai Chi y celebrarlo con Chumi al son de nuestro grito de guerra: Hey, chumino revenio, gotitas de cerveza... Qué tontos, locos, divertidos bailando en medio del bar.
Pero todo esto me lo reservo para cuando te decidas a volver.
Se que estas últimas dos semanas nos hemos visto menos, pero no faltaba los viernes, algún sábado, a la cita del café para verte un rato.
Eres la amiga divertida, la de las excusas que tanto nos gustan, la que empieza a tener las cosas claras, la que enseña a los niños de guardería con cariño y dedicación, ir al trabajo por encima de todo(a pesar tuyo), la que ve los días con gafas de cristales rosas, la que no quiere trstezas ni seriedades porque sólo quiere una cosa de esta vida, disfrutarla.
Nos queda una noche en el Perelló, otras tantas de Carmen, aquellas clases de baile, ver todas las películas por estrenar, ir el 13 de Junio a la playa del Saler a celebrar el aniversario del noviazgo de My Generation, nos quedan tardes enteras de café, de compras, de cantar canciones chorra, de vídeos cumpleañeros en el CJ(el próximo el tuyo), nos quedan las noches de dar vueltas porque "no tengo sueño", nos queda el concurso de paellas y nos quedan tantas experiencias por compartir, cosas que no quiero contarte porque la única forma de verlas, es hacerlas.
Así que, te espero en el bar a la hora de siempre.

Para Amparo

lunes, 8 de marzo de 2010

Y tú, ¿qué pez eres?

Un pez nada tranquilamente en su pecera de cristal redondo.
Es un bonito pez de colores, nada reposadamente, en un círculo permanente que a veces cambia de dirección. Diríamos que su breve memoria no le impide disfrutar de su acotada vida, que su estrés dura un instante cuando alguien se aproxima demasiado al cristal, vivir cada momento por primera vez eternamente, creemos que bien alimentado, limpio y cuidado, realmente vive en su burbuja.
También esta la versión trágica del pez que no vive la vida porque pasa ante sus ojos cada tres segundos y olvida todo lo bueno que pudiera sentir al lanzarse de nuevo al agua recién cambiada, cuando cae la comida del tarro amarillo que aparece de buenas a primeras, sin que pueda reconocerlo en su lugar.
Un bonito pez de colores que da vueltas porque no sabe que la pecera es finita, que ya pasó por allí.
Hay peces que no están solos, que conviven entre iguales sin tener más interacción que la de juntarse todos a una ante la lluvia de alimento, quizá la de aparearse, a veces hasta comerse... Peces que conviven en armonía natural o peces que se ignoran, peces que se acompañan y peces que desaparecen sin que otros les añoren.
Hay peces que se pegan al cristal, tal vez para limpiarlo y nutrirse, tal vez para poder imaginarse fuera de su pecera.
Pequeñas y relativas mascotas que acompañan a la vista, al hogar, como vínculo de serenidad o ventana al río, al mar.
Animalitos con los que no jugamos ni paseamos, olvidados a la suerte de un filtro que no se atore, cogidos en red una vez cada dos semanas.
Acompañantes silenciosos del pensador que los observa y se imagina cómo sería ser pez.

domingo, 7 de marzo de 2010

Cuento enredado

Una historia.
Una historia que empieza con un dragón que por las noches se convertía en humano.
Un humano que por el día se dedicaba a servir al rey del castillo.
Un rey con una bella hija, un castillo en medio de una alta colina.
La hija miraba los verdes prados de la alta colina, faldas donde nacía un pueblo, nuevo pueblo que servía a viejo rey, corachas de siglos levantadas para proteger, proteger los campos y los vecinos de las malas intenciones de dragones y temibles batallones.
Un cuento en el que un chico sirve limpiando la cocina del rey, chico que canta cual ruiseñor, canto que embelesa a la bella princesa.
El muchacho que la encuentra, escondida en la alacena, se sorprende al ver su rostro vestido de amapola.
La amapola se confiesa, espía prendada de su música, mientras el pobre limpiador se contrae de alegría y dolor.
El dolor le llena de ira, corre a esconderse al alba, alba que quema su piel, piel que ahora son escamas, garras, colmillos feroces y aliento mortal.
La princesa desolada, llora sin cesar, llanto que recogen las hadas para darle de beber al dragón avergonzado.
Se niega a beber el néctar que derrama la princesa, la bestia piensa que es fea, fea para tomar el fruto de la belleza, belleza que adora su canto, canto que no volverá a trinar. Digo trinar porque llora el dragón, que al llorar es pájaro cantor, que al tomar las lágrimas de la princesa, se transforma en muchacho en pleno día y sin nublar.
Ya se atisban dos rayos de sol en la colina, uno que escapa desde el castillo, otro que corre hacia él, luego tan sólo dos jóvenes que se abrazan a sus pies.

Besarte, morderte, robarte

Diré que me provoca mirarla fijamente.
Como si estuviera cubierta de chocolate, de ese oscuro, prohibido, amargo, noventa y cuatro por ciento.
Me llama en cada silencio y me grita en cada palabra.
Me va a volver loca esa boca tuya que guarda en tu lengua la carne que baña mis sentidos.
Quiero acercarme sin que me veas llegar y darte una breve sorpresa, quiero lamer la línea de tus labios para abrirme camino, pero poco a poco, despacio, mirada a mirada. Te busco.
Relamer las cosas que dices y libar las que callas, regalarte aliento en un suspiro compartido, dudar en las puertas del vocablo, jugar con la mentira de darte y tomarte.
Voy a morderte muy dulcemente, el labio inferior, ese con el que rozas mi cuello desde atrás, mientras cocino, mientras me ducho, mientras duermo.
Puedo sentir cómo tu piel se eriza, se endurece entre mis dientes.
Puedo sentir un susurro apagado.
Nuestras labias, lenguas y dentaduras se inician en un bolero enredado, que cambia el ritmo de nuestras ganas y sube, aumenta, se tensa, ahora los mordiscos fuertes, hirientes, luego los besos y las lenguas y las manos y los ojos perdidos, los tuyos en los míos, los míos contigo, el abrazo, el baño, la cocina, este instante.
Voy a morderte la boca hasta deshacértela en besos que nadie más podrá robarte.

lunes, 1 de marzo de 2010

Tango

Quisiera aprender a bailar tango.
Quisiera que mis zapatos resonaran en la tarima de una sala de baile, que me agarres fuerte por la cintura, que un menchón caiga por el óvalo de mi cara y que una rosa roja tiñera mis labios.
Sentir tu pecho palpitante al ritmo del acento argentino de Andrés Calamaro bebiendo de su copa rota, desangrándose la boca, aturdido, abrumado, por el veneno de las notas de este baile que perturba al alma.
Cómo me gustaría pasear mis piernas entre las tuyas sin pegar una patada, que huelas mi colonia por mi cuello y mis senos sin tirarme al suelo, retarte con una mirada fija sin que nos de la risa.
Quisiera aprender a bailar tango para sentirme una femenina figura entre tus manos, moldeando mis caderas, manejando mi carácter, domando mis instintos liberados contigo, en este mismo salón de luces bajas y faldas cortas, aquí donde hombre y mujer hacen el amor a la vista de todos, a la vista de nadie.
Tango, tacón, pasión, canción, poeta, corazón, dolor, amor, ausencia, vino y estrellas.
Tango, lírica del desquebrajado, del gozo en el pozo, romántica tonada de tristes versos.
Tango, Argentina, vos y "sho", la luna enamorada, la distancia del camino al exilio, adios de los besos, llegada de la noche en la cama ardiente de los labios, la boca y los cuerpos.
Tango, bolero a golpes de piano, violín, guitarra, garganta desgarrada, voces en mar ahogadas.
Qué divino, tango.

martes, 23 de febrero de 2010

Tiempo

El tiempo es un ave rapaz que clava las garras de sus patas a la espalda de mi vida.
Es un arma que me aburre, me acelera, me para, me ignora, me esclaviza...
Dos espadas que me marcan como se marca a una res en las villas, dos agujas que se hunden en mi tiempo, en mi sueño, en mis días.
Son las horas, los minutos, los segundos lo que resuenan en mi cabeza, en mi camino; no es el cuco del reloj de la pared, no es el despertador sonando a las ocho menos diez, es la sensación de que se me escapa.
El tiempo me atropella entre semana, el tiempo se esfuma los fines de semana, el tiempo se para en las tardes hastías, el tiempo no importa en el momento de tus pupilas.

Cosas sencillas

Hay una canción de Johnny Cash sonando desde el ordenador, me gustaría verte despertar con ella. Muy bajito va recorriendo su guitarra y retumbando su voz por la habitación. Susurro versos.
Huele a magdalenas, a un cola cao recién hecho, a la colonia que temo gastar y a la conversación de la noche anterior.
El sol entra tímido entre las rendijas de tu persiana, frunces el ceño, cierras los ojos con fuerza y te acurrucas cinco minutos más.
Las sábanas aún están calientes.
Poco a poco te desperezas buscando, como si algo se te hubiera perdido bajo la cama.
Abres los ojos una tercera parte, lo suficiente para intuirme sentada frente a ti, en aquel balancín que tanto te gusta.
Alzas la mano despacito y me haces una seña para que vuelva a ti.
Yo me lo pienso, me lo vuelvo a pensar, tu sacas un hilo de voz "ven". Sonrío.



para Rubén

lunes, 22 de febrero de 2010

Lluvia de verano

¿Cómo crees que voy a saber lo que necesitas si no me lo cuentas?
Pequeña, estrella, no puedes seguir derramando tus cristales perfilarios de ese modo.
Sabes que no todas las estrellas nacen con la misma magnitud, ni la misma fuerza y por tano la misma velocidad, sabes que no todas dejan su rastro porque no todas se atreven a volar bajo, porque no todas se atreven a desafiar a Atmósfera.
Tu eras grande, divina, luz allá donde fueses, tu alumbrabas los recovecos más profundos del éter, no tenías rival...Y aún así va y decides reafirmar tu autoridad estelar tentando a Atmósfera.
¿Acaso en tu nacimiento no te concedieron los conocimientos de la física universal? ¿No pensaste que a mayor velocidad más dura sería tu caída? ¿No supiste ver que cuánto más fuerte y veloz en más pedazos te desharías?
Parece mentira que siendo la más hermosa fueses la más tonta.
¡Pero deja de gemir de esa manera! ¡Que te deshaces!
Pequeña estrella, ahora que quieres volver a ser grande, aprenderás el valor de ser pequeña, a este paso de lloro torrencial, diminuta.
¿Sabes lo que necesitas? Humildad y nobleza.
Una estrella como tú, es hermosa precisamente en el misterio de su tamaño y en su humildad frente a las demás, y eso querida estrellita, es lo que te hace noble a los ojos de los demás.
¿Sabes el festín de deseos que nos están llegando desde la Tierra esta noche de verano? ¿Sabes que esos deseos nacen al ver tus lágrimas caer?
¡Qué maravilla! A cuánta gente estás llenando de ilusión esta noche.
Gracias a tu tonta proeza y tu estúpido egocentrismo, millones de personas, esas que siempre ignoras por minúsculas, pueden hacer realidad sus sueños y esperanzas en cada uno de tus trocitos fugaces.
Visto así, pequeña amiga, ya no necesitas nada más que dejar de llorar y contentarte en todo lo que has regalado con tu ser fragmentado.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Gay de nacimiento

- Señor, ha sido un niño...
-¡Alegría, un niño! ... ¿Mi mujer está bien?
-Lo siento mucho, señor, el parto fue demasiado difícil.

Mi padre había visto algo en la cara del doctor sospechoso, un seriedad incomprensible para quien acaba de traer una vida al mundo. Seguramente no quiso hacerle caso desde el primer momento.
Pero cómo explicarle al pobre hombre que su hijo iba a ser gay.
La verdad es que mi infancia no fue ni la mejor, ni la peor. A pesar de la ausencia de mi madre, papá siempre intentó dar lo mejor de sí mismo, aunque esto no fuera traducido en actos cariñosos, él veló porque tuviera la mejor educación posible, los amigos más respetables, el perro más fiel y los juguetes de moda.
Lo que mi padre no podía imaginar, es que sus planes sobre mi vida, iban a fracasar estrepitosamente. La vida ajena, por más que sea la de un hijo, no se puede gobernar.
Su abuelo había sido carpintero, su padre carpintero y él coronel.
Yo fui a la escuela de la base aérea donde él trabajaba y puedo afirmar que su trabajo me impresionaba mucho, me encantan los aviones desde que tengo memoria para recordar el primero que vi. Era un F-86 Sabre, un caza norteamericano usado en la guerra de Corea.
El caso es, que mi padre era un hombre algo conservador, con el oficio en el aire y los pies en el suelo, por eso siempre me decía:
-Hijo, lo más importante en esta vida es que aprendas que un buen piloto es aquel que maneja su avión con la cabeza bien sentada.
Como ya dije, él se encargó de buscarme los amigos más respetables, aunque bien es sabido que las apariencias engañan.
Realmente sentía que mis aficiones y atenciones, no iban dirigidas hacia el mismo lugar que las del resto de chicos, menos de aquella panda de cabrones de carita buena por delante demonio negro por detrás.
Ellos se encargaban de distribuir toda la mierda que llegaba a sus manos, desde cotilleos sobre chicas que se dejan y que no, hasta quien vende, compra...y lo que más les gustaba era dar caña a los maricones.
Hombres que no ocultaban su sexualidad a los demás, hombres que se veían obligados a ello para no recibir dos palizas semanales, hombres que amaban a hombres.
Una noche, fuimos al bar y todo iba como de costumbre hasta que entró un tipo alto, rubio, quizás ruso. La panda se levanto y empezó a increpar al chaval, lo sacaron a la calle y le dieron una buena tunda, durante aquel tiempo quise gritar para que pararan y devolverles cada golpe, pero sólo pude apartarme.
-¿Qué te pasa? ¿No quieres jugar? ¿O es que te van los rabos?
- Ni quiero jugar ni me van los rabos, ¿no será que lo que te molesta es que ningún tío se fije en tu cosita?
Fui demasiado valiente.
Cuando llegué a casa, los muy cabrones habían hecho correr la voz de que era maricón, homosexual, gay...¡yo!
Mi padre no se atrevió a mirarme en semanas y yo empecé a conversar con el ruso, era realmente gay y realmente interesante.
Crecía en mi la sensación extraña de empatía, dolor, entendimiento, comprensión, rechazo y atracción. Aquel hombre me abría un mundo de colores, libre, donde no imporataba la identidad de los que lucharan cuerpo a cuerpo.
No pude negarme a las evidencias. Poco a poco fui comprendiendo que era yo y no él, que era yo y no su pelo, sus ojos, su forma de hablar o sus hombros...era yo.
Por primera vez me sentía yo.
No había hecho falta jugar a las casitas, ni a las muñecas, ni ponerme ropa de mujer, tópicos y prejuicios. Era gay de nacimiento y todo este tiempo había estado escondido bajo mi piel, no hacía falta acostarse con una mujer para saberlo, ninguna me atraía sexualmente, sin embargo él, me excitaba con sólo mirarle.
No negaré los conflictos internos, los miedos a mi padre, la pena de no verle aún compartiendo hogar, las ganas de que me quisiera por encima de mi homosexualidad, no niego los días lentos, las amenazas de los compañeros, las miradas de hombres y las risas de mujeres, los comentarios, los insultos... y aquel absurdo: maricón.
Así pues, empecé a barajar lugares en los que trabajar alternativos a la base, allí nuna sería aceptado ni respetado, no estaban preparados para presenciar la libertad de espíritu que yo lucía orgulloso.
Piloto de aviones en una empresa dedicada a los viajes.
Vería mundo.
Papá, se lo tomó rotundamente mal, tanto fue así que cuando hablé con él llego a decir:
-Pero si ni tan sólo has tenido madre...cómo puede ser...te eduqué para ser un hombre de bien...qué hice mal...
-Papá, hiciste un trabajo excelente.
Volé, volé tan lejos como pude, viajé por todo el mundo y en cada parada aprovechaba para mandarle una postal. No respondía.
Conocí a mucha gente interesante en mis viajes, aprendí que fuera de dónde fuera, con madre o sin ella, el que es gay, lo es y punto. Y respetarse a uno mismo, conocerse y quererse tal y como es, es lo que le convierte en un hombre de bien, porque el respeto empieza desde uno mismo y hacia los demás.
Quizás mi padre no me perdone nunca, pero espero que sepa que yo si le perdono a él por no ver que su hijo es un buen piloto, una buena persona y un amante excepcional.

Un abrazo,

tu hijo, Rober

3 tardes

Juraría que estabas hablando conmigo,
diría que hace un instante oí tu voz,
debió ser el viento silbando las notas,
de aquella canción que susurraste a mi oído.
Me sigo sintiendo perseguida esta tarde,
voy dando pasitos cortos y vigilando,
mirando el reflejo de todos los escaparates,
esperando ver la acechante presencia.
Uno tras otro me voy desengañando,
ya no hay nadie tras mis zapatos,
se acabaron los guardianes de la noche,
se acabó el apoyo de tus manos.
Tengo ganas de llorar y gritar tu nombre,
tengo ganas de pegarte fuerte, me duele,
tengo ganas de besarte en la boca, me quema,
tengo ganas de herirte profundo, me escuece.
Me escuece la sal de los recuerdos,
me pica el corazón y el alma rotos,
por qué no seré lápiz en papel
para borrar tu maldito cuerpo.
Supongo que fue demasiado complicado
para obligar a la mente a deshacerse,
de esos momentos de café con leche,
disfrutando y provocando el pecado.
Recuerdo las notas de esa canción rara,
esa que inventaste y que era clave
de todo lo que querías decirme de cerca,
como siempre, evitando el cara a cara.
Niño vergonzoso, tramposo y travieso,
quié te mandaría jugar a inventarnos,
quién te daría secretos para camelarme
y ahora machacarme y desangrar mis sesos.
Nunca debiste mirarme, conocerme,
no debiste preguntar mi nombre,
ni besarme, ni quererme, ni odiarme,
nunca debiste venir aquella tarde.
Qué clase de omniscencia te dejaría ir
más lejos de lo que nunca estarás de mi,
coger la moto bajo la lluvia helada
y robarte el aliento en una sala blanca.
Qué clase de omniscencia me mataría
y me dejaría seguir estando con vida.
Mientras siento que la fina cuchilla,
atraviesa las venas, pienso en tu sonrisa.

domingo, 14 de febrero de 2010

Amigo caminante

Acostumbrado desde bien chico a viajar a todo lugar y sitio,
no hay en tu camino más huella ni brillo que tus seres queridos.
Ya superaste la pena de vivir con la mochila siempre puesta,
las alas han crecido y sólo quieres volar sin fijar destino.

De sur a norte, de norte a este, de este a oeste, al horizonte.
Van siguiéndote los recuerdos guiados por tu estela errante.
De Murcia a Barcelona, de Murcia a Valencia, Adra y Toledo,
vas Badajoz, a Madrid, a Azuaga, un billete a Badajoz de nuevo.

Los olivos que pintan tu niñez han de dar cobijo a tu alma,
los versos lorquianos que te alimentaron serán tu voz,
el viento del sur moreno será la tierra de tus raíces,
y las fotos blanquinegras, azul y rojo onírico, una nana.

Por un momento me recuerdas a Ulises, Quijote, Eneas
navegando contra mitos y molinos, inventando leyendas
para llegar a tu Ítaca, al Toboso, tu Roma por construir,
abrazar a Penélope, a Dulcinea, a Dido y por fin sonreír.

Un día recordaremos desde los extremos, tu allí, yo acá,
aquellas conversaciones inconexas, profundas, lesas,
a veces nocturna y escatológicamente unidas, cantadas.
Menos mal que nuestros peludos amigos de eso no hablan.

Puedo echar en falta esos pequeños detalles,
yo siempre digo las pequeñas cosas, las más importantes,
por eso quiero desearte en tus largos viajes por amor,
que de estos momentos, miles, nunca dejes que te falten.



Para Jafo

Qué es el amor

Qué es el amor,

Si no la entrega de uno mismo,

sufrir y llorar, reír y amar,

compartir todos tus sueños y esperanzas.

Qué es el amor,

Si no la pasión más fuerte,

el lazo que une a la gente,

el sueño más importante.

Quizás no fuera este nuestro momento,

Ni esta nuestra vida,

pero esto que dicta mi cabeza,

no lo siente mi corazón,

porque le duele no tenerte cerca,

sus latidos gritan tu nombre,

golpean en mi pecho,

y con lágrimas se mezclan.

Decir que te quiero,

en la soledad de mi cama,

verte en todos mis sueños,

para despertar y que desaparezcas,

cosa que no hará mi amor por ti,

por muy lejos que te vayas.

Jamás pensé querer a ciegas,

pero así ha sido, vida mía.

La distancia no será sentida,

cuando me vea en tus brazos,

llorando porque no sea otra mentira.

Y aunque pasen otros dos años,

y aunque pasen en vano,

yo quiero conocerte,

yo quiero tenerte.

Se que eres para mi

como se que soy tuya.

No quisiera ver la vida pasar

Si no estás a mi lado,

ya no es que no pueda, es que me muera...

No seré tu Penélope de cuento,

no tejeré y desharé de nuevo,

pero contaré los días, cariño,

hasta nuestro reencuentro.

Cuántas veces habré prometido,

abandonar la miel de tu palabra,

y cuántas más he fallado,

por no sentir el castigo

que ya tengo cada vez,

que busco entre la gente tu cara

tu sonrisa, tu caricia, tus ojos,

o tal vez sólo tu mirada.

El amor es mucho más que palabras,

mucho más que llamadas,

hay que dejarse llevar por el impulso del corazón,

hay que dejarse llevar por el cuerpo en atracción.

Necesito verte pronto,

Tu mirada bastará para soñar,

con un regreso fugaz,

que anhelo con ansiedad.



Para Alba

¿Culpa de quién? Culpa de nadie

¿Culpa de quién? Culpa tuya, no, culpa tuya...
Agresiones verbales que matan el alma del ser herido, réplicas infundadas por la ira del momento, razones irracionales para dañar queriendo sin querer, acusaciones dolidas sin fundamento, lágrimas en vano de oponentes e inocentes, gritos de nada para todos los públicos no aptos, sin sabores que llenan la boca de amargura, comparaciones del desatino, golpes bajos de grandes estupideces, nervios que queman a flor de piel, manos que no llegan a darse pero que golpean el corazón, sollozos de almas en pena que no se consiguen entender, desastres familiares que descarrilan a la tragedia. Niños que lloran asustados, escondidos en un rincón de la mente, temblores en el cuerpo, de miedo, de locura transitoria, preguntas sin respuesta de “auto-incomprensión”, pasiones hijas de la guerra y no del amor, puños apretados como medida de contención y aullidos del animal que llevamos dentro...
A veces nace la necesidad del perdón, fácil de otorgar y difícil de asimilar, bastaría con una mirada a los ojos, una conversación entre cuatro paredes, pura y sin contaminación. Pero no, es mejor huir al paso del tiempo, como si un milagro devolviera las aguas a su cauce, como si fuera a pasar algo bueno que lo solucionara sin mover un dedo, dejadez principesca de la discordia y la pereza, del dolor que no se quiere reconocer, de la pena que oprime y no deja respirar, del hambre que mata la desesperanzadora visión.
¿Culpa de quién? Culpa mía, no, culpa mía...
¡Ay! Hijos de la torpeza y la simplicidad humana. ¿Veis lo que pasa ante la irracionalidad de dejarse llevar por las pasiones? No todo es corazón, la cabeza dirige y los latidos empujan, y si hay un vacío la cabeza frena, el corazón no.
No sabéis ver que la culpa no es de nadie y que a la vez es de todos. Las situaciones inducen a la conducta y, a los demás, a seguirla en acto de defensa propia, sin darse cuenta de la nueva ofensa y el otro contesta... Es un círculo vicioso asesino de amores, de amistades, de uniones. La pelea más idiota desata los lazos más fuertes con el arma de la palabra y el sentimiento herido.
Somos humanos, animales de instintos perdidos que sólo la pasión resucita y por lo tanto, incontrolados, obstinados; con el castigo de la consecuencia y la irresponsabilidad de estos actos. Volveremos a fallar, porque los instintos no se dominan, se apaciguan.
¿Culpa de quién? No he sido yo, yo tampoco...
Acusaciones indirectas, juzgando con el dedo invisible indicador. Seguís sin comprender que no hay culpables directos, que no somos víctimas tampoco y que se trata de un área mental desconocida para la logia.
No se trata de quién empezó, quién acabó o quién lo dejó, sino de actuar en consecuencia, de tener en cuenta que los demás también sienten, de ser prevenidos y no echar más leña al fuego. Nadie es culpable de algo tan natural como discutir o pelearse, sólo de no saber parar a tiempo y hablar con la calma que la racionalidad nos da. Y si hace falta, aún sin culpables, hacer algo tan bonito y humano como pedir perdón.
Eso es saber convivir, saber amar, saber discutir, porque rectificar es de sabios, rectifiquemos y seamos la persona que decimos ser al pelearnos.
La razón no es aquello que se gana a gritos.
Si cuesta pedir perdón o perdonar es que la humanidad es más animal y orgullosa de lo que pensaba, aunque reconocer las cosas duela, nadie dijo que la vida fuera un camino de rosas y si somos una comunidad, será hora ya de empezar a respetarnos.
Presumimos de ser civilizados y decimos diferenciarnos de los demás animales por saber pensar.