¿Cómo crees que voy a saber lo que necesitas si no me lo cuentas?
Pequeña, estrella, no puedes seguir derramando tus cristales perfilarios de ese modo.
Sabes que no todas las estrellas nacen con la misma magnitud, ni la misma fuerza y por tano la misma velocidad, sabes que no todas dejan su rastro porque no todas se atreven a volar bajo, porque no todas se atreven a desafiar a Atmósfera.
Tu eras grande, divina, luz allá donde fueses, tu alumbrabas los recovecos más profundos del éter, no tenías rival...Y aún así va y decides reafirmar tu autoridad estelar tentando a Atmósfera.
¿Acaso en tu nacimiento no te concedieron los conocimientos de la física universal? ¿No pensaste que a mayor velocidad más dura sería tu caída? ¿No supiste ver que cuánto más fuerte y veloz en más pedazos te desharías?
Parece mentira que siendo la más hermosa fueses la más tonta.
¡Pero deja de gemir de esa manera! ¡Que te deshaces!
Pequeña estrella, ahora que quieres volver a ser grande, aprenderás el valor de ser pequeña, a este paso de lloro torrencial, diminuta.
¿Sabes lo que necesitas? Humildad y nobleza.
Una estrella como tú, es hermosa precisamente en el misterio de su tamaño y en su humildad frente a las demás, y eso querida estrellita, es lo que te hace noble a los ojos de los demás.
¿Sabes el festín de deseos que nos están llegando desde la Tierra esta noche de verano? ¿Sabes que esos deseos nacen al ver tus lágrimas caer?
¡Qué maravilla! A cuánta gente estás llenando de ilusión esta noche.
Gracias a tu tonta proeza y tu estúpido egocentrismo, millones de personas, esas que siempre ignoras por minúsculas, pueden hacer realidad sus sueños y esperanzas en cada uno de tus trocitos fugaces.
Visto así, pequeña amiga, ya no necesitas nada más que dejar de llorar y contentarte en todo lo que has regalado con tu ser fragmentado.
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