martes, 23 de febrero de 2010

Tiempo

El tiempo es un ave rapaz que clava las garras de sus patas a la espalda de mi vida.
Es un arma que me aburre, me acelera, me para, me ignora, me esclaviza...
Dos espadas que me marcan como se marca a una res en las villas, dos agujas que se hunden en mi tiempo, en mi sueño, en mis días.
Son las horas, los minutos, los segundos lo que resuenan en mi cabeza, en mi camino; no es el cuco del reloj de la pared, no es el despertador sonando a las ocho menos diez, es la sensación de que se me escapa.
El tiempo me atropella entre semana, el tiempo se esfuma los fines de semana, el tiempo se para en las tardes hastías, el tiempo no importa en el momento de tus pupilas.

1 comentario:

  1. Sí, el tiempo pasa, y tu escrito es buenísimo, e invita a la reflexión.
    Sin embargo, ya que estoy aqui, me permitiré el lujo de dar mi opinión. El paso del tiempo tiende a agobiarnos, a hacernos pensar que se acaba, que los momentos tienen finales, y estamos más angustiados pensando en su fin o en su rápido transcurso que en disfrutarlo al máximo y aprovecharlo. Soy de las que piensa que hay que vivir sin preocuparte por el tiempo, atesorar esos momentos que nos hacen felices, porque siempre estaremos pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor. Cuando lo mejor de todo es el presente.

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