Tengo 23 años y aún espero vivir una gran aventura de película donde encontrar realidades fantásticas y míticas, donde las lunas y los soles se cuenten en plural, donde las flores estén más vivas que nunca y los árboles menos arraigados que nunca.
La hierba será azulada, el cielo de ocres bailados, las montañas no sabrán anclarse a ningun suelo, los ríos cantarán en su recorrido y nada será lo que parece.
Espero que llegue a mi ventana con el tintineo estelar, con los ojos gatunos en las oscuridad, con el silencio sepulcral y el instinto intacto.
Soy una adulta cuya asombrosa imaginación, le sorprende asustada una tarde cualquiera porque pensaba que los malos se acercaban y ecuchó unos pasos, soy una adulta con la mentalidad empañada de sensaciones infantiles, terroríficas entre sábanas, curiosas en un campo abandonado, preparada en todo momento para cruzar los umbrales que nos dividen, deseosa de chocarse con el camino que da comienzo al largo paseo entre los mundos. Armada con un palo y con la mochila llena de pandorinos, no sea que tarde varios días en resultar heroína o que me encuentre con niños perdidos o que se unan a mi aventura seres amigos, fellows, compañeros.
No me falta la esperanza de lograrlo aún siendo mayor para seguir conteniendo estas ideas en mi cabeza, aunque me exprese escritamente de esta forma tan enrevesada, no me falta la intuición de que nací para algo así.
Suena a barbaridad de sanatorio, suena a que me falta una "regaeta" y sin embargo estoy tan segura de ello, que poco o nada me importa lo que los demás puedan pensar, tan poco me llega a importar que lo expongo en una ventana cogido con pinzas.
Solo porque me apetece compartir esta hermosa sensación de que todo puede ocurrir, porque todo tiene un significado especial y porque si algún día desaparezco de pronto, no os asusteis, es que estaré dando mis primeros pasos en esa aventura tantos años esperada.
¡en altitud!
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