jueves, 28 de octubre de 2010

Primera vista

Como siempre llegaba tarde, ducha de última hora después del colegio y a correr.
El autobús llegaba justo a tiempo.
El trayecto no era largo pero aquella tarde no podía parar de mirar el reloj y pensar lo tarde que era.
Imaginaba cómo sería.
Se preguntaba si sería una imagen atiborrada de papas y comida basura que crecía frente a una pantalla o si por el contrario se toparía con uno de tantos prepotentes de aquí y ahora.
¿Sería posible que fuera simplemente una persona normal?¿Alguien con quien hablar?
Se había propuesto apechugar con lo que le tocara.
Sólo era una tarde.
Llevaba una semana tonteando con un desconocido por el móvil, con mensajes que hablaban de mucho y de nada, con la sensación de sonrojarse a cada perdida, la ilusión de un mensaje más.
Al llegar a su parada, vio que la suerte jugaba a las adivinanzas, había más gente que nunca en esa puerta, o eso le pareció...
Una llamada perdida y a ver quién coge el móvil.
¡Es ese! Haya va...Creo que este, es para mi.

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