martes, 23 de febrero de 2010

Tiempo

El tiempo es un ave rapaz que clava las garras de sus patas a la espalda de mi vida.
Es un arma que me aburre, me acelera, me para, me ignora, me esclaviza...
Dos espadas que me marcan como se marca a una res en las villas, dos agujas que se hunden en mi tiempo, en mi sueño, en mis días.
Son las horas, los minutos, los segundos lo que resuenan en mi cabeza, en mi camino; no es el cuco del reloj de la pared, no es el despertador sonando a las ocho menos diez, es la sensación de que se me escapa.
El tiempo me atropella entre semana, el tiempo se esfuma los fines de semana, el tiempo se para en las tardes hastías, el tiempo no importa en el momento de tus pupilas.

Cosas sencillas

Hay una canción de Johnny Cash sonando desde el ordenador, me gustaría verte despertar con ella. Muy bajito va recorriendo su guitarra y retumbando su voz por la habitación. Susurro versos.
Huele a magdalenas, a un cola cao recién hecho, a la colonia que temo gastar y a la conversación de la noche anterior.
El sol entra tímido entre las rendijas de tu persiana, frunces el ceño, cierras los ojos con fuerza y te acurrucas cinco minutos más.
Las sábanas aún están calientes.
Poco a poco te desperezas buscando, como si algo se te hubiera perdido bajo la cama.
Abres los ojos una tercera parte, lo suficiente para intuirme sentada frente a ti, en aquel balancín que tanto te gusta.
Alzas la mano despacito y me haces una seña para que vuelva a ti.
Yo me lo pienso, me lo vuelvo a pensar, tu sacas un hilo de voz "ven". Sonrío.



para Rubén

lunes, 22 de febrero de 2010

Lluvia de verano

¿Cómo crees que voy a saber lo que necesitas si no me lo cuentas?
Pequeña, estrella, no puedes seguir derramando tus cristales perfilarios de ese modo.
Sabes que no todas las estrellas nacen con la misma magnitud, ni la misma fuerza y por tano la misma velocidad, sabes que no todas dejan su rastro porque no todas se atreven a volar bajo, porque no todas se atreven a desafiar a Atmósfera.
Tu eras grande, divina, luz allá donde fueses, tu alumbrabas los recovecos más profundos del éter, no tenías rival...Y aún así va y decides reafirmar tu autoridad estelar tentando a Atmósfera.
¿Acaso en tu nacimiento no te concedieron los conocimientos de la física universal? ¿No pensaste que a mayor velocidad más dura sería tu caída? ¿No supiste ver que cuánto más fuerte y veloz en más pedazos te desharías?
Parece mentira que siendo la más hermosa fueses la más tonta.
¡Pero deja de gemir de esa manera! ¡Que te deshaces!
Pequeña estrella, ahora que quieres volver a ser grande, aprenderás el valor de ser pequeña, a este paso de lloro torrencial, diminuta.
¿Sabes lo que necesitas? Humildad y nobleza.
Una estrella como tú, es hermosa precisamente en el misterio de su tamaño y en su humildad frente a las demás, y eso querida estrellita, es lo que te hace noble a los ojos de los demás.
¿Sabes el festín de deseos que nos están llegando desde la Tierra esta noche de verano? ¿Sabes que esos deseos nacen al ver tus lágrimas caer?
¡Qué maravilla! A cuánta gente estás llenando de ilusión esta noche.
Gracias a tu tonta proeza y tu estúpido egocentrismo, millones de personas, esas que siempre ignoras por minúsculas, pueden hacer realidad sus sueños y esperanzas en cada uno de tus trocitos fugaces.
Visto así, pequeña amiga, ya no necesitas nada más que dejar de llorar y contentarte en todo lo que has regalado con tu ser fragmentado.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Gay de nacimiento

- Señor, ha sido un niño...
-¡Alegría, un niño! ... ¿Mi mujer está bien?
-Lo siento mucho, señor, el parto fue demasiado difícil.

Mi padre había visto algo en la cara del doctor sospechoso, un seriedad incomprensible para quien acaba de traer una vida al mundo. Seguramente no quiso hacerle caso desde el primer momento.
Pero cómo explicarle al pobre hombre que su hijo iba a ser gay.
La verdad es que mi infancia no fue ni la mejor, ni la peor. A pesar de la ausencia de mi madre, papá siempre intentó dar lo mejor de sí mismo, aunque esto no fuera traducido en actos cariñosos, él veló porque tuviera la mejor educación posible, los amigos más respetables, el perro más fiel y los juguetes de moda.
Lo que mi padre no podía imaginar, es que sus planes sobre mi vida, iban a fracasar estrepitosamente. La vida ajena, por más que sea la de un hijo, no se puede gobernar.
Su abuelo había sido carpintero, su padre carpintero y él coronel.
Yo fui a la escuela de la base aérea donde él trabajaba y puedo afirmar que su trabajo me impresionaba mucho, me encantan los aviones desde que tengo memoria para recordar el primero que vi. Era un F-86 Sabre, un caza norteamericano usado en la guerra de Corea.
El caso es, que mi padre era un hombre algo conservador, con el oficio en el aire y los pies en el suelo, por eso siempre me decía:
-Hijo, lo más importante en esta vida es que aprendas que un buen piloto es aquel que maneja su avión con la cabeza bien sentada.
Como ya dije, él se encargó de buscarme los amigos más respetables, aunque bien es sabido que las apariencias engañan.
Realmente sentía que mis aficiones y atenciones, no iban dirigidas hacia el mismo lugar que las del resto de chicos, menos de aquella panda de cabrones de carita buena por delante demonio negro por detrás.
Ellos se encargaban de distribuir toda la mierda que llegaba a sus manos, desde cotilleos sobre chicas que se dejan y que no, hasta quien vende, compra...y lo que más les gustaba era dar caña a los maricones.
Hombres que no ocultaban su sexualidad a los demás, hombres que se veían obligados a ello para no recibir dos palizas semanales, hombres que amaban a hombres.
Una noche, fuimos al bar y todo iba como de costumbre hasta que entró un tipo alto, rubio, quizás ruso. La panda se levanto y empezó a increpar al chaval, lo sacaron a la calle y le dieron una buena tunda, durante aquel tiempo quise gritar para que pararan y devolverles cada golpe, pero sólo pude apartarme.
-¿Qué te pasa? ¿No quieres jugar? ¿O es que te van los rabos?
- Ni quiero jugar ni me van los rabos, ¿no será que lo que te molesta es que ningún tío se fije en tu cosita?
Fui demasiado valiente.
Cuando llegué a casa, los muy cabrones habían hecho correr la voz de que era maricón, homosexual, gay...¡yo!
Mi padre no se atrevió a mirarme en semanas y yo empecé a conversar con el ruso, era realmente gay y realmente interesante.
Crecía en mi la sensación extraña de empatía, dolor, entendimiento, comprensión, rechazo y atracción. Aquel hombre me abría un mundo de colores, libre, donde no imporataba la identidad de los que lucharan cuerpo a cuerpo.
No pude negarme a las evidencias. Poco a poco fui comprendiendo que era yo y no él, que era yo y no su pelo, sus ojos, su forma de hablar o sus hombros...era yo.
Por primera vez me sentía yo.
No había hecho falta jugar a las casitas, ni a las muñecas, ni ponerme ropa de mujer, tópicos y prejuicios. Era gay de nacimiento y todo este tiempo había estado escondido bajo mi piel, no hacía falta acostarse con una mujer para saberlo, ninguna me atraía sexualmente, sin embargo él, me excitaba con sólo mirarle.
No negaré los conflictos internos, los miedos a mi padre, la pena de no verle aún compartiendo hogar, las ganas de que me quisiera por encima de mi homosexualidad, no niego los días lentos, las amenazas de los compañeros, las miradas de hombres y las risas de mujeres, los comentarios, los insultos... y aquel absurdo: maricón.
Así pues, empecé a barajar lugares en los que trabajar alternativos a la base, allí nuna sería aceptado ni respetado, no estaban preparados para presenciar la libertad de espíritu que yo lucía orgulloso.
Piloto de aviones en una empresa dedicada a los viajes.
Vería mundo.
Papá, se lo tomó rotundamente mal, tanto fue así que cuando hablé con él llego a decir:
-Pero si ni tan sólo has tenido madre...cómo puede ser...te eduqué para ser un hombre de bien...qué hice mal...
-Papá, hiciste un trabajo excelente.
Volé, volé tan lejos como pude, viajé por todo el mundo y en cada parada aprovechaba para mandarle una postal. No respondía.
Conocí a mucha gente interesante en mis viajes, aprendí que fuera de dónde fuera, con madre o sin ella, el que es gay, lo es y punto. Y respetarse a uno mismo, conocerse y quererse tal y como es, es lo que le convierte en un hombre de bien, porque el respeto empieza desde uno mismo y hacia los demás.
Quizás mi padre no me perdone nunca, pero espero que sepa que yo si le perdono a él por no ver que su hijo es un buen piloto, una buena persona y un amante excepcional.

Un abrazo,

tu hijo, Rober

3 tardes

Juraría que estabas hablando conmigo,
diría que hace un instante oí tu voz,
debió ser el viento silbando las notas,
de aquella canción que susurraste a mi oído.
Me sigo sintiendo perseguida esta tarde,
voy dando pasitos cortos y vigilando,
mirando el reflejo de todos los escaparates,
esperando ver la acechante presencia.
Uno tras otro me voy desengañando,
ya no hay nadie tras mis zapatos,
se acabaron los guardianes de la noche,
se acabó el apoyo de tus manos.
Tengo ganas de llorar y gritar tu nombre,
tengo ganas de pegarte fuerte, me duele,
tengo ganas de besarte en la boca, me quema,
tengo ganas de herirte profundo, me escuece.
Me escuece la sal de los recuerdos,
me pica el corazón y el alma rotos,
por qué no seré lápiz en papel
para borrar tu maldito cuerpo.
Supongo que fue demasiado complicado
para obligar a la mente a deshacerse,
de esos momentos de café con leche,
disfrutando y provocando el pecado.
Recuerdo las notas de esa canción rara,
esa que inventaste y que era clave
de todo lo que querías decirme de cerca,
como siempre, evitando el cara a cara.
Niño vergonzoso, tramposo y travieso,
quié te mandaría jugar a inventarnos,
quién te daría secretos para camelarme
y ahora machacarme y desangrar mis sesos.
Nunca debiste mirarme, conocerme,
no debiste preguntar mi nombre,
ni besarme, ni quererme, ni odiarme,
nunca debiste venir aquella tarde.
Qué clase de omniscencia te dejaría ir
más lejos de lo que nunca estarás de mi,
coger la moto bajo la lluvia helada
y robarte el aliento en una sala blanca.
Qué clase de omniscencia me mataría
y me dejaría seguir estando con vida.
Mientras siento que la fina cuchilla,
atraviesa las venas, pienso en tu sonrisa.

domingo, 14 de febrero de 2010

Amigo caminante

Acostumbrado desde bien chico a viajar a todo lugar y sitio,
no hay en tu camino más huella ni brillo que tus seres queridos.
Ya superaste la pena de vivir con la mochila siempre puesta,
las alas han crecido y sólo quieres volar sin fijar destino.

De sur a norte, de norte a este, de este a oeste, al horizonte.
Van siguiéndote los recuerdos guiados por tu estela errante.
De Murcia a Barcelona, de Murcia a Valencia, Adra y Toledo,
vas Badajoz, a Madrid, a Azuaga, un billete a Badajoz de nuevo.

Los olivos que pintan tu niñez han de dar cobijo a tu alma,
los versos lorquianos que te alimentaron serán tu voz,
el viento del sur moreno será la tierra de tus raíces,
y las fotos blanquinegras, azul y rojo onírico, una nana.

Por un momento me recuerdas a Ulises, Quijote, Eneas
navegando contra mitos y molinos, inventando leyendas
para llegar a tu Ítaca, al Toboso, tu Roma por construir,
abrazar a Penélope, a Dulcinea, a Dido y por fin sonreír.

Un día recordaremos desde los extremos, tu allí, yo acá,
aquellas conversaciones inconexas, profundas, lesas,
a veces nocturna y escatológicamente unidas, cantadas.
Menos mal que nuestros peludos amigos de eso no hablan.

Puedo echar en falta esos pequeños detalles,
yo siempre digo las pequeñas cosas, las más importantes,
por eso quiero desearte en tus largos viajes por amor,
que de estos momentos, miles, nunca dejes que te falten.



Para Jafo

Qué es el amor

Qué es el amor,

Si no la entrega de uno mismo,

sufrir y llorar, reír y amar,

compartir todos tus sueños y esperanzas.

Qué es el amor,

Si no la pasión más fuerte,

el lazo que une a la gente,

el sueño más importante.

Quizás no fuera este nuestro momento,

Ni esta nuestra vida,

pero esto que dicta mi cabeza,

no lo siente mi corazón,

porque le duele no tenerte cerca,

sus latidos gritan tu nombre,

golpean en mi pecho,

y con lágrimas se mezclan.

Decir que te quiero,

en la soledad de mi cama,

verte en todos mis sueños,

para despertar y que desaparezcas,

cosa que no hará mi amor por ti,

por muy lejos que te vayas.

Jamás pensé querer a ciegas,

pero así ha sido, vida mía.

La distancia no será sentida,

cuando me vea en tus brazos,

llorando porque no sea otra mentira.

Y aunque pasen otros dos años,

y aunque pasen en vano,

yo quiero conocerte,

yo quiero tenerte.

Se que eres para mi

como se que soy tuya.

No quisiera ver la vida pasar

Si no estás a mi lado,

ya no es que no pueda, es que me muera...

No seré tu Penélope de cuento,

no tejeré y desharé de nuevo,

pero contaré los días, cariño,

hasta nuestro reencuentro.

Cuántas veces habré prometido,

abandonar la miel de tu palabra,

y cuántas más he fallado,

por no sentir el castigo

que ya tengo cada vez,

que busco entre la gente tu cara

tu sonrisa, tu caricia, tus ojos,

o tal vez sólo tu mirada.

El amor es mucho más que palabras,

mucho más que llamadas,

hay que dejarse llevar por el impulso del corazón,

hay que dejarse llevar por el cuerpo en atracción.

Necesito verte pronto,

Tu mirada bastará para soñar,

con un regreso fugaz,

que anhelo con ansiedad.



Para Alba

¿Culpa de quién? Culpa de nadie

¿Culpa de quién? Culpa tuya, no, culpa tuya...
Agresiones verbales que matan el alma del ser herido, réplicas infundadas por la ira del momento, razones irracionales para dañar queriendo sin querer, acusaciones dolidas sin fundamento, lágrimas en vano de oponentes e inocentes, gritos de nada para todos los públicos no aptos, sin sabores que llenan la boca de amargura, comparaciones del desatino, golpes bajos de grandes estupideces, nervios que queman a flor de piel, manos que no llegan a darse pero que golpean el corazón, sollozos de almas en pena que no se consiguen entender, desastres familiares que descarrilan a la tragedia. Niños que lloran asustados, escondidos en un rincón de la mente, temblores en el cuerpo, de miedo, de locura transitoria, preguntas sin respuesta de “auto-incomprensión”, pasiones hijas de la guerra y no del amor, puños apretados como medida de contención y aullidos del animal que llevamos dentro...
A veces nace la necesidad del perdón, fácil de otorgar y difícil de asimilar, bastaría con una mirada a los ojos, una conversación entre cuatro paredes, pura y sin contaminación. Pero no, es mejor huir al paso del tiempo, como si un milagro devolviera las aguas a su cauce, como si fuera a pasar algo bueno que lo solucionara sin mover un dedo, dejadez principesca de la discordia y la pereza, del dolor que no se quiere reconocer, de la pena que oprime y no deja respirar, del hambre que mata la desesperanzadora visión.
¿Culpa de quién? Culpa mía, no, culpa mía...
¡Ay! Hijos de la torpeza y la simplicidad humana. ¿Veis lo que pasa ante la irracionalidad de dejarse llevar por las pasiones? No todo es corazón, la cabeza dirige y los latidos empujan, y si hay un vacío la cabeza frena, el corazón no.
No sabéis ver que la culpa no es de nadie y que a la vez es de todos. Las situaciones inducen a la conducta y, a los demás, a seguirla en acto de defensa propia, sin darse cuenta de la nueva ofensa y el otro contesta... Es un círculo vicioso asesino de amores, de amistades, de uniones. La pelea más idiota desata los lazos más fuertes con el arma de la palabra y el sentimiento herido.
Somos humanos, animales de instintos perdidos que sólo la pasión resucita y por lo tanto, incontrolados, obstinados; con el castigo de la consecuencia y la irresponsabilidad de estos actos. Volveremos a fallar, porque los instintos no se dominan, se apaciguan.
¿Culpa de quién? No he sido yo, yo tampoco...
Acusaciones indirectas, juzgando con el dedo invisible indicador. Seguís sin comprender que no hay culpables directos, que no somos víctimas tampoco y que se trata de un área mental desconocida para la logia.
No se trata de quién empezó, quién acabó o quién lo dejó, sino de actuar en consecuencia, de tener en cuenta que los demás también sienten, de ser prevenidos y no echar más leña al fuego. Nadie es culpable de algo tan natural como discutir o pelearse, sólo de no saber parar a tiempo y hablar con la calma que la racionalidad nos da. Y si hace falta, aún sin culpables, hacer algo tan bonito y humano como pedir perdón.
Eso es saber convivir, saber amar, saber discutir, porque rectificar es de sabios, rectifiquemos y seamos la persona que decimos ser al pelearnos.
La razón no es aquello que se gana a gritos.
Si cuesta pedir perdón o perdonar es que la humanidad es más animal y orgullosa de lo que pensaba, aunque reconocer las cosas duela, nadie dijo que la vida fuera un camino de rosas y si somos una comunidad, será hora ya de empezar a respetarnos.
Presumimos de ser civilizados y decimos diferenciarnos de los demás animales por saber pensar.
Este es el comienzo de una andadura que nunca me atreví a comenzar pero que tenía que suceder.
Este blog ha sido creado con el fin primero de compartir mis escritos con mis amigos y en segundo lugar con aquellos que lo encuentren y deseen leerlo.
Es una manera de publicar lo que he ido componiendo durante mucho tiempo y que tiene un valor sentimental enorme para mi como escritora.
Gracias a los que me animaron a escrbir, a crear el blog y a los que lo lean.
Buen provecho.