Alicia, se mira en el espejo. Ya no es la niña que viaja más allá de su imaginación, no es la misma que atravesó el cristal.
Todo en ella ha cambiado y ya no recuerda ni un instante de su aventura.
Un día, como todo niño que crece, empezó a olvidar el mundo mágico de colores y locuras donde los cumpleños no son y las flores cantan al sol.
Alguna noche se levantó gritando "¡No me corte la cabeza, su majestad!". Estaba sudando, temblorosa, mira confusa a su al rededor y se volvía a dormir pensando en qué libro había laído tales tonterías.
Alicia, es una mujer cuya sombra se ha anclado en la infancia. Juega a esconderse tras su falda, es más pequeña de lo normal y, de vez en cuando, sin que nadie la vea, da un saltito.
Mira a los niños del parque extrañada, dicen haber visto un conejo blanco. "Un conejo blanco".
Se acerca al árbol donde corretean.
Hay una hoquedad a sus pies, acerca lentamente la cabeza...Un destello le hace huir del lugar. Esun presentimiento confuso, algo que está entre el deseo y la lógica.
Lo que menos le gusta es jugar a las cartas, dice que las reinas parecen malvadas y el juego le resulta tonto.
Alicia es alérgica a los gatos y tiene un precioso siamés como compañero de habitación.
Adora el té. Las cinco es un momento de silencio desde que termina de hervir la tetera hasta que toma el último sorbo. Los posos quedan al fondo de la taza y podría decirse que forman una especie de media luna.
Todos los meses recibe una carta de un admirador secreto con el que fantasea en sueños imaginando un apuesto caballero o quizás un pobre chico que se ha encapricado.
Las cartas del pretendiente, contienen poemas que podrían leerse de arriba a bajo y de abajo a arriba cambiando por completo el significado del mensaje, bajo este, siempre firmaba: Dodo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario