Como siempre llegaba tarde, ducha de última hora después del colegio y a correr.
El autobús llegaba justo a tiempo.
El trayecto no era largo pero aquella tarde no podía parar de mirar el reloj y pensar lo tarde que era.
Imaginaba cómo sería.
Se preguntaba si sería una imagen atiborrada de papas y comida basura que crecía frente a una pantalla o si por el contrario se toparía con uno de tantos prepotentes de aquí y ahora.
¿Sería posible que fuera simplemente una persona normal?¿Alguien con quien hablar?
Se había propuesto apechugar con lo que le tocara.
Sólo era una tarde.
Llevaba una semana tonteando con un desconocido por el móvil, con mensajes que hablaban de mucho y de nada, con la sensación de sonrojarse a cada perdida, la ilusión de un mensaje más.
Al llegar a su parada, vio que la suerte jugaba a las adivinanzas, había más gente que nunca en esa puerta, o eso le pareció...
Una llamada perdida y a ver quién coge el móvil.
¡Es ese! Haya va...Creo que este, es para mi.
jueves, 28 de octubre de 2010
viernes, 22 de octubre de 2010
I decided to love me
Esto sólo es una parte de mi que quiere salir por otra puerta...Disculpen los fallos. (Me gusta el inglés, pero soy inexperta en esto)
Only i can take away the pain of my mind, waiting to sleep tonight, just closing my eyes for a moment and spend the time dreaming.
I hate when i can't control my feelings and let me go to the nervous.
I hate when i'm not me.
I decided to be stronger, aint me, but i have to be strong to help myself when nobody can, when everybody is deaf, blind, away, on their troubles.
I decided to be independent, i have to learn to be alone, to take care for myself, love me.
It can sounds ridiculous, but it's the time, i have to change my mind and begin to think in me like the most important person in my life, because i used to be the last when somebody needs me, when i work...
I hope to find a light at the way, some kind of shine...I just start to see it.
I can look selfish, but i'm sure that everybody felt the same once. One day you feel the necessity to look into you and put the things in order on your mind.
I know, the pain will come back again, and i'll fall, but softly.
I decided this morning to be the person who i am and not the person who the moment wants, i choose what to do in every moment of my life.
I choose win.
miércoles, 13 de octubre de 2010
El pájaro
El pájaro 02-09-04
Hay un pájaro sobrevolando un árbol desnudo, otea el vacío nido que una vez habitó con la tristeza dibujada en su vuelo pasivo.
Se posa silencioso sobre la rama de su hogar y se acerca de puntillas, sigiloso, temeroso de despertar de golpe al recuerdo, como si en realidad no quisiera acercarse...
Pasado el tiempo se coloca en el nido, nostálgico, y observa como hay bandadas que vuelan a lo lejos y entonces el nido resulta más frío de lo que recordaba.
No hay un aleteo de un igual que le de calor, no hay otro pájaro a su lado, se siente solo y se lamenta....
Y es que por más que vuela no encuentra compañía y en su interior se siente como aquel nido abandonado de la infancia que una vez tuvo pájaros en él pero que hoy yace olvidado en la rama de algún desnudo árbol.
Segunda parte 16-06-04
Ve caer el pomelo ya maduro tras la gris montaña que se desdibuja en el horizonte, ve una estrella que comienza a despuntar en lo alto del éter azulado a fuego lento, la luna se asoma tímida por la lejana colina y otras aves cantarinas le dan las buenas noches en su aparición los buenos días en otro rincón.
Y parece que la lluvia comienza a mojar sus tibias plumas, y más que gorrión es gallina en la gélida noche y más que melancolía es sueño lo que le hace alcance al pajarillo, que sigue mirando el nido con resistencia a cobijarse en él.
El aire le empuja a temblar, la luna le invita al sueño, la colina desaparece en el negro y el sol... hace horas que se marchó.
Vuelve el pájaro a su soledad inmensa, a su pena ahogada en un suspiro resignado que le ayuda a colarse en el desierto nido.
Y parece que la lluvia ya no le puede tocar, y el viento ya no le da frío sino calor, y en vez de gorrión se torna halcón, y más que melancolía es amor lo que le hace alcance al pajarillo, que ya en el nido cobijado se hace fuerte y a la par inocente.
jueves, 7 de octubre de 2010
Pueblo en la memoria endulzada (SDDM)
Te voy a orientar en la descripción de mi pueblo:
Mi pueblo se encuentra en un hondo entre montañas, no es grande, ni famoso, ni muy habitado o visitado pero es lugar de descanso y estiage.
Las cuestas no son empinadas, cuando eres niño y estrenas las dos ruedas, crees que si no frenas volarás, sientes que nada ni nadie te pueden parar, pero con el tiempo en los huesos descubres que apenas es una brisa.
Debo hacer una excepción con la cuesta de la farmacia, donde cogí tal velocidad que acabé saltando por encima de la bicicleta al frenar y empotrada casi boca abajo en el muro de un huerto. Nunca olvidaré que en los siguientes cuarenta minutos me dolió más la vergüenza que el golpe.
El frontón, debate su vida entre grietas y cementos repuestos que se van comiendo, balón a balón, su fondo verde y sus casi inexistentes líneas de punto.
Se desconcha cada año un poco más con los rebotes de un partido a cuatro.
En la plaza de arriba, aún pintan los rojos de la cancha de baloncesto. Las canastas van y vienen en temporada.
La Iglesia luce un poco más lustrosa con sus nuevas y coloradas cristaleras pero en su plaza ya sólo resuenan campanadas tristes, no hay lugar para verbenas, chocolates o campeonatos de parchís aunque en tiempos de mayor abundancia nadie podía faltar. Espero que vuelva pronto la época de riñas por ver quien se cuela en las filas de reparto de bizcocho para mojar en aquel chocolate con sabor a la olla gigante color granate que conservan las abuelas.
Te voy a orientar en los paisajes:
Mi casa está subiendo una cuesta, apretujada entre otras dos divisiones y una placetilla.
La cuesta baja hasta la calle del río, donde un puente del siglo XII adorna el camino rojizo a los campos, las choperas, las fuentes y las eras de almendros.
El castillo, arruinado en la vejez y la dejadez, aún cojea entre innovaciones apoyadas en sus muros. Siempre vigilante de nuestros viajes, lo primero que atisvas al llegar, la última imagen sostenida en la ida.
Los campos, a primeros verdes, amarillean a mediados y los chopos y algún nogal asoman las copas a lo largo y ancho del paisaje.
Apenas sales del camino, coincides con la vera del río, este año, caudaloso, cristalino, cantarín.
Las presas son piscinas donde los chiquillos juegan a explorar, a sentir el agua helada en sus pies, el fango entre sus dedos y fabricando barcos con las hojas de las cañas. Más abajo, se los ve volcar.
De las fuentes no emana el agua, brota a borbotones, los pájaros se posan en los cantos a beber y la gente, cargada con botellas, garrafas y pozales, van al caño a surtirse del agua más deliciosa jamás catada.
La cuesta baja hasta la calle del río, donde un puente del siglo XII adorna el camino rojizo a los campos, las choperas, las fuentes y las eras de almendros.
El castillo, arruinado en la vejez y la dejadez, aún cojea entre innovaciones apoyadas en sus muros. Siempre vigilante de nuestros viajes, lo primero que atisvas al llegar, la última imagen sostenida en la ida.
Los campos, a primeros verdes, amarillean a mediados y los chopos y algún nogal asoman las copas a lo largo y ancho del paisaje.
Apenas sales del camino, coincides con la vera del río, este año, caudaloso, cristalino, cantarín.
Las presas son piscinas donde los chiquillos juegan a explorar, a sentir el agua helada en sus pies, el fango entre sus dedos y fabricando barcos con las hojas de las cañas. Más abajo, se los ve volcar.
De las fuentes no emana el agua, brota a borbotones, los pájaros se posan en los cantos a beber y la gente, cargada con botellas, garrafas y pozales, van al caño a surtirse del agua más deliciosa jamás catada.
De día, el pueblo se queda en la calma de cuatro valientes que pasean a pleno sol, por la tarde, los niños invaden cada rincón con sus bicis y su alboroto, los bares y las plazas se convierten en el punto de reunión por excelencia. Ya casi de noche, la brisa fresca empieza a erizar la piel con el roce de las primeras estrellas y después de la cena, las chaquetas y toquillas van cayendo de los hombros de los eternos paseantes.
Visión del Agosto de 2010 Santo Domingo de Moya
Living on the edge
He visto una luz en el cielo de medio día como nunca la hubiese imaginado, un rastro como el de un cometa a pleno Sol abriendo una brecha en azul del techo.
Una línea dibujada en desigualdades, con el resplandor de la Luna en las olas y el fuego en los bordes del mismísimo Averno.
Me he decidido a seguirle el rastro.
Empecé a caminar con paso ligero hacia las tierras del silencio absoluto y eterno, recorrí las vías del tren de cercanías, bajé el ritmo al llegar al río seco.
Poco a poco fui perdiendo fuerza en el ritmo de mis andares pero seguía convencida, tenía que averiguar el origen o el final del nuevo camino.
Sentí que las piernas me fallaban entre montañas extraurbanas, justo en el momento en el que la ciudad se queda lejos, en la espalda, y los pinos mediterráneos hacen su aparición en pocos metros.
La estela se va apagando, necesito ir más rápido y no se de dónde salen las fuerzas para aguantar un rato más en marcha ligera.
Al final, bajo el cielo ennegrecido, difuminado de naranjas, azules y rosas, llego a un punto al que nadie ha tenido acceso jamás, el Horizonte.
Allí donde se pierden los caminos, las vistas y las luces, fui a encontrarme con mi destino, un cráter tan profundo como la Tierra que acuna en su fondo una bola de fuego...Quizás un hijo perdido del cielo.
decido arriesgarme a asomarme, no puedo ver, me quema.
Sin embargo, en aquel lugar inalcanzable, donde se besan Cielo, Tierra, Sol y Luna, con el miedo y la alegría de haber conseguido mi objetivo, me siento en paz sin pensar en nada.
Tan sólo viviendo el momento al filo de la brecha.
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