sábado, 19 de junio de 2010

No me da la gana

La verdad es que lo entiendo, simplemente no me da la gana entenderlo porque en el momento que más necesitas a la gente a tu lado, las obligaciones les acechan y tú, una vez más, te desesperas sola entre cuatro paredes que no dejan de acosarte.
Porque los problemas cada semana parecen más difíciles, porque el sueño cada noche llega más tarde, porque las lágrimas se hacen asiduas a la mirada y los nervios vibran a flor de piel, porque no puedes enfadarte ni por esto ni por lo otro porque eres adulta, porque no puedes enfadarte con las personas por cumplir con su deber aunque estés clamando por un respiro, porque no son responsables de tus decepciones ni de tus marrones, porque ya eres mayorcita para ser irracional...
Pues me da la gana hablar mal, me da la gana ser irracional y patalear como una nana de primaria cuando algo sale mal, no me da la gana tener que entender porque tengo que estar sola cuando se supone que existen personas a mi alrededor que una vez me dijeron que me cuidarían ni me da la gana ser la idiota que es capaz de cambiar los tiempos en pro de un acto de amor, no me da la gana sentirme hundida.
Y sin embargo me hundo en mi misma, con mis malas formas que nadie quiere entender porque son adultos razonables, de nada sirven los años de buen comportamiento, de ganarse la confianza y el respeto, me hundo con mi protesta perdida en el eco, me hundo entre cuatro paredes que no me dejan respirar.
Suerte que en el mar haya a veces un de esos botes que recogen a los naúfragos que pensaban que iban a morir.

miércoles, 9 de junio de 2010

Hojalata

Estaba recordando aquel día en el que oí una historia de un hombre de hojalata cuyo corazón se basaba en el engranaje de una máquina compleja.
Al principio me ha parecido una visión muy fría de la composición humana, después me he dado cuenta de la poética industrial que desvela la pasión de los ingenieros en su afán por crear, desmontar, inventar, arreglar, poner en marcha una vida de verdad.
Me imagino a un hombre pintado en carne que va perdiendo su maquillaje al paso del tiempo, descubriéndose poco a poco su acerada condición.
Ese hombre cubre su rostro y su cuerpo a fin de que nadie vea su verdadera identidad.
Dentro de su cuerpo se suceden las vueltas dentadas, las fricciones, las tuercas y tornillos, los circuitos.
Imagino también aquella oveja que soñaba en soledad, una oveja sin lana, una pieza hermosa y reluciente de metal que se sonroja en el amanecer.
Son los sueños de quienes se preguntan si el hombre podría tener miedo de ser decubierto y la oveja un sueño porque tal vez sus montajes fueron fabricados con todo el amor y el alma de un inventor, el cual, dejó como firma y sello sus sentimientos impregnados en tan nobles criaturas.
¿Sería posible un Blade runner entonces en un futuro no lejano?
¿Pudiera un hombre dotar de alma a un robot con su propio sudor?


A l@s ingenier@s

El amor es ciego

Hay dos personas que caminan por este mundo sin saber de la existencia del otro, sin embargo, las moléculas de su cuerpo se alteran a cada paso.

Alguien apagó la luz de la calle en mitad del paseo, no importa mientras es de día, pero conforme empieza a oscurecer, ya no caminan si no corren en busca de estrellas.

Hay dos corazones acelerados en este mundo que palpitan aterrados en medio de la negra soledad.

De pronto un muro les tira al suelo.

Primero fue la perplejidad, luego el miedo y ahora la curiosidad gatuna de sentir que el muro es persona.

Ninguno se atreve a preguntar, sus pulsos se aceleran y un suave grito provoca en el otro el mensaje.


Calma, yo te protegeré.

No se tu nombre.

¿A caso no me conocías de antes como yo a ti?


A tientas se rozan los dedos, los entrelazan. Una fuerte presión en el pecho les llena de ansiedad y entonces las manos buscan caras.

Tras un momento de caricias, los cuerpos descubren que inevitablemente se atraen, sobran las palabras, las miradas, sobra la luz cuando se va pasito a pasito, esquivando las piedras del camino.


Te conozco.


Nuevamente una mano misteriosa hace moverse a la tierra, los desconocidos se separan y deben volver a buscarse.

Las preguntas empezaron a sonar, agarrándose a las gargantas acongojadas.


No te muevas, yo te encontraré.


Y de nuevo las manos, las caricias, la alegría, las moléculas a punto de romperse en su agitación, el corazón desatado y los labios besados, pegados, liados.


Sabía que vendrías a mi.

Siempre.


Ni siquiera se dieron cuenta de que la luz había vuelto al mundo.



sábado, 5 de junio de 2010

Paseo a otros mundos

Tengo 23 años y aún espero vivir una gran aventura de película donde encontrar realidades fantásticas y míticas, donde las lunas y los soles se cuenten en plural, donde las flores estén más vivas que nunca y los árboles menos arraigados que nunca.
La hierba será azulada, el cielo de ocres bailados, las montañas no sabrán anclarse a ningun suelo, los ríos cantarán en su recorrido y nada será lo que parece.
Espero que llegue a mi ventana con el tintineo estelar, con los ojos gatunos en las oscuridad, con el silencio sepulcral y el instinto intacto.
Soy una adulta cuya asombrosa imaginación, le sorprende asustada una tarde cualquiera porque pensaba que los malos se acercaban y ecuchó unos pasos, soy una adulta con la mentalidad empañada de sensaciones infantiles, terroríficas entre sábanas, curiosas en un campo abandonado, preparada en todo momento para cruzar los umbrales que nos dividen, deseosa de chocarse con el camino que da comienzo al largo paseo entre los mundos. Armada con un palo y con la mochila llena de pandorinos, no sea que tarde varios días en resultar heroína o que me encuentre con niños perdidos o que se unan a mi aventura seres amigos, fellows, compañeros.
No me falta la esperanza de lograrlo aún siendo mayor para seguir conteniendo estas ideas en mi cabeza, aunque me exprese escritamente de esta forma tan enrevesada, no me falta la intuición de que nací para algo así.
Suena a barbaridad de sanatorio, suena a que me falta una "regaeta" y sin embargo estoy tan segura de ello, que poco o nada me importa lo que los demás puedan pensar, tan poco me llega a importar que lo expongo en una ventana cogido con pinzas.
Solo porque me apetece compartir esta hermosa sensación de que todo puede ocurrir, porque todo tiene un significado especial y porque si algún día desaparezco de pronto, no os asusteis, es que estaré dando mis primeros pasos en esa aventura tantos años esperada.