miércoles, 17 de abril de 2013

Paseo de perros

Vamos a fingir un rato, somos dos actores en escena, siempre en nuestro sitio, aparentemente no nos salimos de nuestro papel. Aparentemente.
Dos calles diferentes desembocando en una misma esquina donde nos sorprenderemos al encontrarnos cada mañana.
Un saludo, un pequeño interés por nuestra salud, una mirada al cielo, comentarios al aire sobre el tiempo, quizás hablemos sobre lo caro que está todo últimamente y después, para no desentonar, nos despedimos tras un silencio oportuno antes de que sea incómodo.
Prosigo mi camino, me detengo, echo la cabeza hacia atrás y te busco casi de reojo.
Cuando ya me he dado la vuelta de un tirón, entonces tú, te quedas mirando en mi dirección unos segundos y piensas "vale, bien, ya está".
Por las tardes te busco a lo largo de la calle, la esquina aún mantiene tu presencia pero tú no estás cerca.
Durante el paseo sigo pensando que cada voz que escucho es la tuya, luego me decepciono al ver a otros a mi alrededor. Ninguno de esos pelos es como el tuyo ni sus olores ni sus narices ni sus sonrisas.
Algunas noches me desespero cuando ese algo de ti que quedaba en el camino empieza a desvanecerse ante mi, otras aún te siento cerca, pasaste minutos antes que yo por el callejón de los gatos.
Por último, quedan mis mejores noches, esas en las que después de las mañanas, consigo encontrarte en el mismo lugar donde te espié antes y me alegra tanto verte...Siento que hacía mucho tiempo que no te veía.
Otra vez el saludo, mirada al cielo, que diferencia con esta mañana, algo sobre la cena y como siempre, en mitad de nuestro juego, un beso de despedida. Sabemos que nos veremos en unas horas, que la noche puede ser eterna pero cuando la incertidumbre de la oscuridad asoma, no podemos contener más esta alegría y brota el cariño.
Yo me estiro hacia ti, tú hacia mi, los tirones se suceden, lloramos, reímos y sin poder remediarlo, nos separamos cada uno por una calle diferente pero que siempre vuelve a llevarnos a la misma esquina.

1 comentario: