Un gusanillo se mueve en mi interior, diría que puedo sentir tus latidos dentro de mi al cerrar los ojos.
Nos gusta estar solos.
Te acaricio a una piel de distancia, susurro canciones que algún día mecerán tu sueño entre mis brazos y tus pies impactan en mi ombligo.
Puedo imaginar cada día sintiéndote crecer, abriéndote espacio en mi ser, que es tuyo por completo desde aquel momento. Te presentí.
Es increíble y emocionante amar así, a ciegas, sólo sintiéndo.
Hace tiempo que presigo letras en mi cabeza, repaso al abecedario buscando una palabra que te marque de por vida con todo mi amor, intento imaginarme a mi misma nombrándote una y otra vez de mil formas distintas, pero se que al final, será tu carita la que me de la pista última con la que deba decidir un nombre.
Creo que por el momento, serás mi lentejita, garbanzo de mis entrañas, pulgarcito del cuento de mamá.
Una nunca piensa en lo cursi que suena este discurso cuando toma conciencia de lo mucho que significa.
Tengo ganas de verte abrir los ojos por primera vez, de tocar tus mejillas para sacar una muheca, de tenerte anclado a mi pecho, savia de vida. Nuestra vida.
Dos personas están volcadas ya en ti, dos caras que velarán tu cuna, dos olores que estarán ligados a tu piel y dos voces que harán historia en tu precoz memoria.
Serás la cosa más bonita de mi vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario