viernes, 8 de marzo de 2013

Nana

Déjame que te cante una nana
mientras te arrullo en mis brazos,
con el violín de las chicharras,
con el tiempo de los pasos.

Déjame que susurre unos versos
en tus tiernos oídos rosados,
como si fuera un pequeño secreto
del que sólo tú y yo sabemos.

Déjame que te cante una nana
bajo el manto veraniego estrellado,
entre los olores del seco espliego
y el eco rajado del sol acallado.

Déjame que derroche las horas
atendiendo a las mínimas sonrisas,
recordando las tiernas caricias
que van perdiéndose en tu cuerpo.

Déjame disfrutar de este momento
cuando aún eres así de menudo,
mientras aún puedo contigo
y me duele dormirte en un segundo.

Déjame que me duerma contigo,
mirando la calma de un suspiro,
compartiendo el aire que respiro
como cayendo en alivio.
 






No hay comentarios:

Publicar un comentario